Alice Milliat, la mujer que se enfrentó al COI en defensa del deporte femenino

Impulsó los Juegos Mundiales Femeninos y fue una de las grandes promotoras del olimpismo femenino

Falleció en el anonimato en 1957, aunque en los últimos años su figura empieza a ser reivindicada, sobre todo en Francia, donde una fundación lleva su nombre

Alice Milliat, gran impulsora del deporte femenino

Alice Milliat, gran impulsora del deporte femenino / BNF

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Lo que hoy es una realidad plenamente consolidada era casi una utopía hace cien años: ver a las mujeres compitiendo con naturalidad en unos Juegos Olímpicos era impensable cuando la francesa Alice Milliat (1884-1957) inició su cruzada a favor del deporte femenino.

No lo tuvo nada fácil, pero su trabajo fue clave para que las mujeres empezasen a competir en los mismos deportes que los hombres. Se enfrentó a los poderes establecidos, incluso al presidente del COI, Pierre de Coubertin, que siempre se opuso con contundencia a la participación olímpica femenina, y aunque la historia solo ha empezado a reconocerla hace años, su labor fue decisiva para que las mujeres se incorporasen al mundo del deporte, tanto amateur como profesional. Fue ella quien acabaría obligando al COI a admitir a las mujeres en los deportes olímpicos

Nacida en Nantes, Alice Josephine Marie Million se fue a vivir a Londres con su marido, Joseph Milliat, empleado de comercio, de quien tomaría el apellido. En la capital británica asistió a los Juegos Olímpicos de 1908.

En Inglaterra descubrió su pasión deportiva: practicaba remo, natación y hockey. También se dejó seducir por el atletismo y el fútbol. Y comprobó de primera mano que las mujeres estaban muchos peldaños por debajo de los hombres.

Milliat, a la izquierda, junto a otros siete jueces

Milliat, a la izquierda, junto a otros siete jueces / BNF

Tras la muerte de su marido, regresó a Francia. Nunca dejó de practicar deporte, pero pronto supo que sus esfuerzos de centrarían en los despachos, más que en las aguas donde remaba, aunque sus méritos deportivos no fueron escasos: fue la primera mujer en completar en menos de doce horas el reto Audax, 80 kilómetros de remo en las aguas del Sena. 

Tras la Primera Guerra Mundial, entró a formar parte de la Federación Francesa Femenina (FSFSF en sus siglas en francés), que acabaría presidiendo en 1919.

En ese mismo año, Milliat reclamó al Comité Olímpico Internacional que las mujeres pudieran competir en los Juegos de 1920 y 1924, pero su petición fue rechazada. Coubertin siempre quiso a las mujeres lejos de la competición olímpica.

Un rechazo frontal

"Es la imagen más antiestética que los ojos humanos puedan contemplar", decía del deporte femenino. Entre los dirigentes deportivos de la época estaba consolidada la idea de que el deporte masculinizaba a las mujeres y que podría incluso impedirles tener descendencia.

"La única misión de la mujer en el deporte es coronar a los campeones con guirnaldas", decía Coubertin.

Milliat luchó contra esos prejuicios. En marzo de 1921 organizó el primer evento deportivo exclusivamente femenino en Montecarlo, con deportistas de cinco países (Francia, Gran Bretaña, Italia, Noruega y Suecia). Del éxito de esas jornadas nació la Federación Deportiva Femenina Internacional (FSFI), presidida por la propia Milliat.

Los Juegos Mundiales Femeninos

En 1922, y como respuesta a la negativa del COI de admitir a mujeres, Milliat puso en marcha los Juegos Mundiales Femeninos. Se celebraron en el Stade Pershing de París. Se disputaron once pruebas de atletismo ante la expectación de 20.000 espectadores. 

Los juegos femeninos tuvieron continuidad en Goteborg (Suecia), cuatro años después. Su éxito fue tal que el COI se vio obligado a rectificar (solo ligeramente) su postura, y admitir la presencia de mujeres en cinco pruebas de atletismo en los JJOO de Amsterdam, en 1928: 100 metros lisos, 800 metros lisos, relevos 4x100, salto de altura y lanzamiento de disco. 

Los hombres competían en 22 pruebas. En esas fechas, el COI, aún presidido por Coubertin, había publicado un informe que aseguraba que las mujeres no podían competir en distancias superiores a los 200 metros porque eran demasiado frágiles. No fue hasta 1960 cuando se corrigió la anomalía. 

Milliat participó en esos Juegos de 1928: no como deportista, sino como jueza. Es una de sus fotografías más reproducidas, sentada a la derecha de la imagen junto a otros siete árbitros. 

Maillat fue una experta remera

Maillat fue una experta remera / BNF

En 1934, la IAAF (federación internacional de atletismo) dio el paso de incluir en el programa olímpico las pruebas femeninas de pleno derecho, a partir de los Juegos de Berlín 1936.

Activista a favor del voto femenino, Milliat también dedicó muchas horas de su vida a la divulgación: hablaba tres idiomas y tenía formación en taquigrafía, y escribió numerosos artículos defendiendo que la práctica deportiva debía permitir a la mujer ganar derechos en la sociedad, como el del voto.

"El deporte femenino merece el mismo espacio en la sociedad que el masculino. Y debería pasar al primer plano de las preocupaciones del gobierno", escribió en mayo de 1927. 

Logrado su objetivo (o al menos, una parte importante), Alice Milliat desapareció poco a poco de la escena pública. La Federación Deportiva Femenina Internacional se disolvió en 1935, en vísperas de los JJOO de Berlín, y entró a formar parte de la IAAF

Poco a poco, Milliat fue desapareciendo de la escena pública. Murió en 1957, olvidada por los historiadores del deporte. Fue enterrada en Nantes, en una lápida sin placa. Solo en 2020, sus familiares (no tuvo hijos) lograron honrar su tumba con una placa con su nombre

Una figura 'resucitada'

Solo en los últimos años su figura se ha reivindicado, especialmente en Francia: en 2022, la cineasta Anne-Cecile Genre publicó el documental 'Les incorrectes', centrado en la trayectoria vital de Milliat.

Su nombre bautiza ya varias instalaciones deportivas en Francia: un polideportivo en París y otro en Burdeos, una residencia universitaria en Nantes, una piscina en Pantin y varias calles en algunas localidades del hexágono.

En total, existen infraestructuras deportivas con el nombre de Milliat en once de las 18 regiones administrativas de Francia. Tres campos de fútbol -en Estrasburgo, Echirolles y Juvignac- ya llevan el nombre de Alice Milliat.  

André Devon le dedicó un libro en 1982

André Devon le dedicó un libro en 1982 / Sport.es

En 2022, el ayuntamiento de París debatió la propuesta de un grupo político para que el complejo deportivo Porte de la Chapelle llevase el nombre de Milliat, pero finalmente se llamará ‘Adidas Arena’ durante los JJOO de 2024. La explanada que rodea el recinto sí que recibe el nombre de Alice Milliat. 

El 8 de marzo de 2021 se inauguró una estatua en su honor en la recepción del edificio del comité olímpico francés. Su fabricación tiene autoría colectiva, ya que fue obra de los alumnos de la escuela nacional de artes y oficios de Francia.

Mide 2,85 metros y pesa 15 kilos, fabricada en laca, madera y placas de plata. Curiosamente, la estatua en honor de Milliat comparte espacio con la dedicada a la memoria de Pierre de Coubertin.

"París 2024 serán los primeros JJOO de la historia con una paridad real, por eso tiene una gran carga simbólica que en el mismo espacio convivan el padre fundador del olimpismo con la primera gran embajadora del deporte femenino; ambos aportaron muchísimo a nuestra identidad y a la historia de nuestro deporte", expuso el presidente del comité olímpico francés, Denis Masseglia, cuando se estrenó la estatua de Milliat.  

Una fundación a su nombre

Una fundación con el nombre de Milliat se creó en marzo de 2016: es la primera fundación dedicada al deporte femenino en Europa y busca mejorar las condiciones de la mujer en el mundo del deporte y luchar contra la desigualdad.

En 2021 se crearon los premios Alice Milliat para distinguir a las mejores deportistas femeninas. En agosto de 2022, la fundación conmemoró el centenario de los Juegos Mundiales femeninos.

Y unos meses antes, en octubre de 2021, se celebró en Nantes, la ciudad natal de Milliat, el centenario de la fundación de la federación internacional de deporte femenino