Romario: Goles de autor

Revolucionó el ‘Dream Team’ y se ganó el apodo de jugador de dibujos animados con tantos memorables

Romario dormía de día y vivía de madrugada. Tenía una máxima innegociable: “Si no salgo no marco”

Romário: el máximo goleador de la historia del fútbol fue del Barça

Romário: el máximo goleador de la historia del fútbol fue del Barça / SPORT.es

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El día de Romario sin balón empezaba antes de cenar. La siesta se alargaba hasta las 20.00, se aseaba, comía y desconectaba del fútbol toda la madrugada. Durante su temporada y media en el Barça tenía casa en Sitges, pero muchas veces dormía en hoteles. Aquella rutina vinculada a la madrugada era inseparable de sus goles. “Si no salgo no marco”, decía muy serio. Romario llegaba a los entrenamientos destemplado por el sueño. A veces se separaba del grupo y buscaba la sombra algo mareado. La escena se repetía cada mañana: aparecía en el vestuario, apenas reparaba en sus compañeros, se iba a su casa y dormía

Romario jugaba como vivía. Era un solista. Le interesaba mucho el gol y muy poco el juego. Su influencia se limitaba al área pero ahí no ha habido otro igual. Fue Valdano el que mejor lo definió: “un jugador de dibujos animados”. También Guardiola supo explicar con pocas palabras la relación de Romario con el gol: “De cinco ocasiones convierte seis”. O Baixinho marcó 14 goles en 11 amistosos, luego prometió que haría 30 en la Liga y cumplió. Pero su recuerdo no perdura por los números. Lo que se recuerda de Romario son sus goles de autor. 

2. Laudrup a Romario

2. Laudrup a Romario  / sport

Aquel astro de mirada ausente jugaba como si se acabara de levantar de la siesta. Podía pasarse todo el partido sin decir ni pío para regalar en un unos segundos una obra majestuosa, un detalle de genio, la expresión del talento puro. La cola de vaca a Alkorta, la vaselina de El Sadar, el globo insospechado ante la Real Sociedad. Uno no recuerda a nadie tan frío en el área, tan delicado en el remate y tan imprevisible en la maniobra.

“Muchos defensas europeos piensan que no corro y que no deben preocuparse por mí. Pero se olvidan que el punto fuerte de este pequeño son los primeros metros de la carrera. Cuando ellos se quieren dar cuenta, el gol es mío. Dios le da un don a cada uno, a mí me dio el don del gol”. Romario también fue el gran agitador del Dream Team. Tras la ‘era Laudrup’ del falso nueve, Cruyff se encomendó a un delantero centro. No fue uno cualquiera: los goles de Romario había que disfrutarlos con babero y bossa nova de fondo.