LA ENTREVISTA DEL DIA

Ramón Agenjo: "En Damm somos obsesos de la calidad"

Su madre fue la última persona que llevó el apellido Damm. La firma factura hoy cerca de mil millones de euros al año y da trabajo a 3.000 personas. Su fundación, y su club de fútbol, son un gran ejemplo

Ramón Agenjo, presidente de la Fundación Damm

Ramón Agenjo, presidente de la Fundación Damm / sport

Toni Frieros

Su madre era una Damm... 

Sí. Su familia llegó a Barcelona huyendo de las guerras francoprusianas en 1873. Eran de Alsacia, un territorio entre Francia y Alemania. Vieron que aquí había prosperidad y se quedaron. Josep Damm tuvo tres hijos: Josep, Carlos y María. Sólo María tuvo descendencia: Miguel y Josefina. Josefina tuvo cinco hijos. Yo soy uno de ellos.

¿Cómo entró la cerveza?

En Catalunya había tradición de vino, pero no de cerveza. Y mis antepasados eran de una zona gastronómica muy buena donde se hacían grandes vinos y cervezas. Los Moritz también eran de Alsacia. 

¿Cuándo se abrió la primera botella? 

En 1876. Mi madre y sus hermanas nacieron en la fábrica que teníamos en la calle Urgell de Barcelona.

Su familia, no es la propietaria.

Los Damm tenían una cosa muy poco catalana. No les importó fusionarse con otros socios incluso a costa de perder su proporción del negocio.

Perder para poder para crecer…

Sí. Prefirieron ser una parte pequeña de una gran compañía que tener todo el poder de una empresa pequeña.

Y ya es una multinacional…

Damm es hoy de cinco familias, con ramificaciones de negocio en Portugal, Inglaterra, EE.UU.

Es más que una cervecera…

Hacemos refrescos para marcas de distribución, aguas, el 50% de Cacaolat y también en otras empresas.

Palabras mayores…

En total nuestra facturación anual roza los mil millones de euros con unos beneficios de unos 80. Tenemos una plantilla de unos 3.000 trabajadores.

¿Cuántos litros al año de cerveza?

Aproximadamente unos mil millones.

¿Cual es la clave del éxito?

Cuidar mucho la calidad del producto. Somos unos ‘enfermos’, unos obsesos de la calidad. No sale una partida si no está catada y analizada. Somos la única empresa de España que fabricamos nosotros mismos la malta.

Y por algo más…

Sí, porque estamos muy conectados con el territorio. Damm ya era mecenas del Palau de la Música cuando empezó a construirse. Participamos en todo. Ese es el secreto.

La Fundación es un gran motor…

Separamos mucho lo que es esponsorización, que tiene un retorno, y la filantropía. La Fundación no busca retorno con sus acciones. Colaboramos en más de 50 proyectos en el área social, cultural y deportivo. Destinamos unos 3 millones anuales a esas acciones. Cuando me invitan a las escuelas de negocios, les digo una cosa: copien el modelo Damm.

¿En qué consiste?

Que tenga su propio proyecto, el que sea. El nuestro es el Club de Fútbol Damm.

Referencia en Catalunya y España.

Nació en 1954 y me siento muy orgulloso. Fue mi madre la que hizo el saque de honor del primer partido que jugó la Damm. Se creó para los hijos de nuestros clientes y trabajadores. Un club formativo para chicos de 7 a 18 años que no pagan un solo euro y no han de preocuparse de nada.

Y no les falta de nada tampoco…

El presupuesto es de unos 2 millones anuales. Trabajan 100 personas para dar servicio a unos 250 chicos. Sólo el servicio médico lo componen 25 personas, cada equipo tiene delegado y fisio… Queremos que sean felices y que, primero, estudien y se formen.

¿Y usted es de…?

¿Yo? ¡De la Damm! Y luego del equipo de mis clientes. Tenemos una gran relación con el Barça, que es el patrocinio más grande, Espanyol, Girona, Nàstic...

La Damm da grandes jugadores…

Tello, Cuenca, Sergio García, Cristóbal Parralo, cientos y cientos. Trabajamos mucho la formación y la captación.

Y ahora equipos de Padel…

Comenzamos a lo tonto y ya llevamos el World Padel Tour y tenemos parejas en las máximas categorías y con una filosofía formativa.

Háblenos del éxito de la cerveza…

Tiene 5.000 años de historia. Se considera un alimento. Antiguamente quien bebía agua moría de infecciones. La cerveza era un aseptizante. Se bebe fría, tiene poca graduación y es una obra de arte hacerla…

¿Sí?

Nuestros maestros cerveceros hacen cinco años de carrera y tres más de especialización viajando por todo el mundo. 

Una Damm, por favor…