Zuviría, un guerrero con sangre azulgrana

Reticente a cambiar de aires cuando era joven, es un catalán más desde 1977 y un activo militante del barcelonismo. Lo dio todo en los terrenos de juego y ahora sigue sudando la camiseta como vicepresidente de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona

Sigue siendo ídolo de la afición por el pundonor exhibido entre 1977 y 1982.  Se ganó el apodo  de ‘Torito’

Una imagen de Zuviría cuando fichó por el Barça. El argentino llegó al Camp Nou en 1977, con 26 años

Una imagen de Zuviría cuando fichó por el Barça. El argentino llegó al Camp Nou en 1977, con 26 años / FCB - SEGUÍ

David Salinas

David Salinas

La afición azulgrana, la que peina canas, no se olvida de Rafa Zuviría: el ‘Torito’ —apodo que se ganó por su bravura, fuerza, entrega y velocidad—, el futbolista polivalente, el autor del gol que obró el milagro ante el Anderlecht en noviembre de 1978, el argentino que avaló Johan Cruyff... Defendió la camiseta del FC Barcelona entre 1977 y 1982 y nunca se dejó nada en el campo.

Rafael Damacio (no Dalmacio) Zuviría Rodríguez nació el 10 de enero de 1951 en Santa Fe (Argentina). El fútbol le vino por parte paterna. Su progenitor, Carmelo Zuviría, jugó de centrocampista en el CS Marcial Candioti y lo quiso Boca Juniors, pero su equipo lo retuvo... Rafael, tras empezar como todos los niños, en la calle, jugó en el San Cristóbal de Santa Fe. Un amigo lo recomendó a Unión de Santa Fe y, con 16 años, llegó a debutar con el primer equipo. Entonces era delantero y, en su presentación, le hicieron un penalti y marcó un gol. Unión descendió y fue cedido al San Francisco de Córdoba.

A su regreso, Unión no contó con sus servicios y le dio la carta de libertad. Pudo fichar por Racing de Avellaneda, pero fue Argentinos Juniors el equipo que apostó por él. Con los de La Paternal destacó como extremo derecho —también podía jugar de ariete— pero el técnico Victorio Spinetto, Don Victorio, lo hizo jugar de extremo izquierdo. Y eso que la zurda, como asegura Zuviría “solo la tenía para caminar”. 

Practicó y practicó hasta convertirse en un especialista en el arte del centro y, también, del gol. Fue entonces cuando el Racing de Santander, que necesitaba dos extremos, uno por banda, se fijó en Joaquín Pedro Martínez, de River Plate, y en Zuviría. Rafa no quería irse de Argentina, pero la brutal diferencia de salario lo hizo cambiar de opinión.

Llegada a España

En el Racing estuvo cuatro temporadas y se integró a la perfección al equipo de Maguregui y a la ciudad. Y cuando el Barça llamó a su puerta tampoco quería irse. Le dijo al presidente: “No me voy. Me puso en el paraíso y usted no es Dios para quitarme”. Se enteró de su venta en Argentina y regresó de inmediato para firmar el 21 de junio de 1977. Tenía 26 años y extendió un contrato por tres temporadas.

Cuenta la leyenda que Zuviría, con ofertas del Sevilla, Atlético y Valencia, fichó por Johan Cruyff. El ‘Flaco’ habría convencido a Michels y el técnico neerlandés lo vio con buenos ojos. De hecho, llegó a comentar que Zuviría era “un guerrero del área”. Nunca comentó con Johan ni Rinus la razón de su llegada. Fue titular indiscutible desde el primer día, como extremo y, después, como lateral.

“Llegué a otro mundo. En los primeros meses me dirigía a Migueli como señor Migueli”, recuerda. Jugó 164 partidos oficiales y convirtió 20 goles entre 1977 y 1982. Ganó dos Copas y dos Recopas, pero “me faltó la Liga”. La tuvo en la mano en su último año (1981-82), aunque el equipo, con Udo Lattek en el banquillo, se deshinchó en la recta final incomprensiblemente.

Ese año salvó al Barça contra el Valladolid en el Camp Nou. Con 1-1 el público pidió a Lattek que lo sacara del banquillo. Lo hizo en el segundo tiempo. Zuviría anotó el 2-1 y dio la asistencia a Quini para el 3-1. El alemán lo mantuvo hasta la hecatombe ante el Espanyol (1-3). Desapareció del equipo a falta de un partido para cobrar una variable de 2 millones de pesetas…

Momento cumbre

Zuvi entró en el imaginario barcelonista la noche del 1 de noviembre de 1978 al forzar la prórroga ante el Anderlecht en un partido de Recopa. El Barça acabaría ganando la competición en Basilea y su tanto fue comparable al de Bakero en Kaiserslautern. Para él no fue casualidad porque “pese a ser lateral había jugado de extremo, tenía velocidad, definición…”.

El gol contra el Anderlecht no fue casualidad. Pese a ser lateral había jugado de extremo, tenía velocidad y definición

Rafael Zuviría

Dejó el Barça pese a tener un año más de contrato. No llegó a coincidir con Maradona, pero sí jugó contra él en un amistoso ante Argentinos Juniors. Lo secó. “La gente vino a ver a Maradona y vio a Zuviría”, dijo la prensa.

Mallorca (1982-84), requerido por Lucien Müller, y Defensores de Belgrano (1984-86) fueron sus últimos equipos. Fichó por el Dragón gracias a un Renault Fuego y rozó el ascenso. En un duelo contra Los Andes le robaron en el vestuario (fue el único que lo dejo todo en él) y “volví a casa en pantalón corto y botas”. En su último partido, criticado por el público, dejó el campo sacándose la camiseta y dejándola en el césped...

Regresó a Catalunya y, después de probar en varias ocupaciones, entre ellas la representación de jugadores, encontró acomodo en una cooperativa de L’Arboç como comercial de vinos y cavas. Allí conoció a su actual pareja, Nela, y después se estableció por su cuenta. Hoy, jubilado, vive en Banyeres del Penedès tranquilo y animando al Barça y colaborando con la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona, de la que es vicepresidente. Desde que llegó a Catalunya su sangre “es azulgrana”, asegura.