Olmo, un capitán modélico

Central potente y con una gran interpretación del juego, debutó y colgó las botas en el Barça

Sigue vinculado al mundo del fútbol, su pasión, y es el nuevo secretario de la Agrupación que preside Asensi. Levantó la Copa del Rey de 1981 y marcó un gol increíble al Tottenham

Antonio Olmo jugó 257 partidos oficiales con el primer equipo del FC Barcelona y anotó cinco goles. Agregando los duelos de carácter amistoso la cifra asciende a 358 partidos y ocho goles

Antonio Olmo jugó 257 partidos oficiales con el primer equipo del FC Barcelona y anotó cinco goles. Agregando los duelos de carácter amistoso la cifra asciende a 358 partidos y ocho goles / FCB

David Salinas

David Salinas

Los caminos de Antonio Olmo Ramírez (Sabadell, 18-01-1954) y el Barça vuelven a cruzarse. Canterano y jugador del primer equipo entre 1976 y 1984 −capitán de 1980 a 1984−, hoy es el secretario de la Agrupación de Jugadores del FC Barcelona y uno de los hombres de confianza del nuevo presidente, Juan Manuel Asensi, en el cargo desde el pasado 17 de enero.

Evocar la figura de Olmo es recordar, futbolísticamente, un central potente, con salida de balón y una veloz y acertada interpretación del juego. Es revivir su gol increíble contra el Tottenham y la Copa del Rey que alzó en 1981. En el plano personal, sigue fiel a sus valores, innegociables: trabajar, dar ejemplo y devolver a la sociedad parte de lo que recibió en su etapa profesional.

Inicios

Olmo empezó a jugar en el Inter de su ciudad natal a los 9 años. El equipo lo llevaba el navarro Antonio Jaurrieta, a quien siempre ha considerado su “padre deportivo”. Con 12 años pasó al Sabadell, llegando hasta el Juvenil, donde coincidió la temporada 1970-71 con Jaurrieta en la dirección técnica. De aquella etapa conserva el recuerdo de ganar al Espanyol de Tanco y Solsona en una semifinal del campeonato de Catalunya de la categoría y conocer al hoy representante de jugadores, Josep Maria Orobitg, y el televisivo Pepe Navarro, que jugaban en el Amateur arlequinado.

Olmo, a partir de aquí, despegó: selección catalana y española de la categoría y, con 17 años, fichó por el Juvenil del Barça. Corría el curso 1971-72. Jugaba de pivote en el centro del campo y también se alineó en algunos partidos con el Barça Atlètic de Josep Seguer. Con 18 años estaba llamado a recalar en el filial, pero tras perder este la categoría y descender a Preferente, el Barça lo cedió, junto a Munné y Alsó, al Calella, de Tercera. “Allí aprendí lo bueno y lo malo del fútbol”, recuerda.

Regresó al Barça Atlètic, de nuevo en Tercera y ahora con Lluís Aloy al mando, consiguiendo el ascenso a Segunda la temporada 1973-74. El técnico había frenado su salida al Ourense en la operación Manuel Tomé. Se asentó en el equipo el curso siguiente (1974-75) aunque como defensa después de un 7-1 contra el Sevilla de Paco y Biri-Biri. A partir de ahí Aloy retrasó a Olmo (pasó a ser el hombre libre de la zaga) y adelantó a Pepe Moré.

Siguió un año más en el Barça Atlètic (1975-76), en Segunda, y dio el salto al primer equipo con 22 años. Lo hizo con retraso debido al servicio militar (Infantería de Marina), que cumplió en Cartagena, aunque los fines de semana, con permiso, pudo seguir jugando bajo las órdenes de Aloy.

Olmo se lució en el Gamper de 1976 y Michels confió en él después de que Toni Torres colgara las botas y Paco Gallego fichara por el Sevilla. El técnico neerlandés lo hizo debutar el 5 de septiembre de 1976 en un Barça-Las Palmas (4-0) de Liga, entrando por Asensi. “Tardé en llegar, pero ya no me moví”, recuerda. Hizo realidad su sueño. Rápidamente se convirtió en fijo y formó una recordada dupla defensiva con Migueli.

“Nunca me lesioné, me cuidé siempre”, agrega. Estuvo al servicio del Barça ocho temporadas. Jugador de equipo, se alineó en 257 partidos oficiales y anotó 5 goles, uno de ellos inolvidable por el obús que soltó en White Hard Lane contra el Tottenham, en partido de Recopa 1981-82, y se ‘comió’ el experimentado Ray Clemence. “Ellos jugaban al fuera de juego y, avanzando con el balón, vi que tenía compañeros en posición antirreglamentaria, así que chuté porque pasar el balón era perderlo. El portero no se lo esperaba y entró. Se adelantó a la segunda jugada, pasarlo con las manos, pero no terminó la primera, blocarlo”, rememora.

Palmarés

Con el Barça ganó tres Copas, dos Recopas, una Supercopa y una Copa de la Liga. Le faltó la Liga, que el equipo logró el curso después de su retirada, con Venables (1984-85). No jugó la final de Basilea ni la del Camp Nou, ante el Standard, por decisión técnica, pero de su boca no salió nunca ningún reproche. El capitán también supo ser campeón desde el banquillo o la grada, con humildad, sin envidias. Un ejemplo para futuras generaciones.

Sí experimentó la sensación de levantar la Copa de 1981 tras el 3-1 ante el Sporting. “Lo hice con la camiseta del rival, que tenía puesta al revés. Desde ese día los responsables del material llevaron más camisetas a las finales para que no volviera a repetirse un caso similar”, apunta. En el capítulo internacional puso de relieve su jerarquía jugando los JJ.OO. de 1976, el Mundial de 1978 y la Eurocopa de 1980.

El Barça le tributó, junto a Pello Artola, un partido de homenaje el 11 de septiembre de 1984 en el Camp Nou. Después dirigió a varios equipos del fútbol formativo culé hasta 1991 y tuvo bajo sus órdenes a Guardiola, Xavi, Valdés, Jordi, Carreras, Sergi, Pinilla, Maqueda… También dirigió al Juvenil del Sabadell y al primer equipo lanero (1992-93). Un gol de Guardiola, precisamente, en la Nova Creu Alta, fue el inicio de su cese, dos partidos después.

Junto a Artola fundó una empresa electrónica, de circuitos impresos, que compaginó siempre con el fútbol. Trabajó junto a Tomé y Corominas en el El Nacional (Ecuador) en 2012 y en la estructura técnica de L’Hospitalet (2015-16). Su hijo, Aitor, siguió sus pasos y fue central del Sabadell, Horta, Nàstic, L’Hospitalet, Mataró, Real Unión, Cultural Leonesa, Beasain, Europa y Rubí. En 2011 empezó a entrenar en la Barça Escola y desde 2015 es el Country Manager de las Barça Academy de la India, habiendo pasado tres años en los centros de Fukuoka y Katsushika (Japón).

Olmo sigue siendo un apasionado del fútbol. El paso del tiempo no ha rebajado ni un ápice su devoción por este deporte, al contrario, está al día, ve mucho fútbol, sigue aprendiendo y enseñando, ahora desde la posición de coordinador del fútbol formativo del FC Sant Quirze.

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