Un tridente para alzar la voz

La cuarta ciudad en número de habitantes de la República Checa, Plzen, puede significar tierra de oportunidades para algunos futbolistas del Barça. No solo para los cuatro del filial, que podrían tener una ocasión histórica de disfrutar de sus primeros minutos en Champions. Sino para aquellos jugadores de la primera plantilla que están contando menos para Xavi y que saldrán de inicio, con tiempo de sobras para demostrar cosas. Para dar un 'golpe' a pesar de la entidad del rival y del contexto.

Centrándonos en la parcela ofensiva, Ferran Torres, Ansu Fati y Raphinha, salvo sorpresa, formarán el tridente de ataque. Cada uno pasa por situaciones distintas, pero todos coinciden en algo: no están teniendo continuidad y no han sido capaces de convencer a Xavi para ser 'intocables'. Como sí son Lewandowski y Dembélé hasta ahora, vaya.

Raphinha sí empezó disfrutando de la confianza del de Terrassa. La apuesta por dos extremos puros le salió bien al egarense en los primeros compromisos. Raphinha cuajó un buen partido ante el Valladolid en el Camp Nou, con asistencia incluida a Lewy. Pero su rendimiento ha ido decreciendo en consonancia con la fe en su juego. Buen punto de inflexión Plzen para él.

EL PASO ADELANTE DE ANSU

Ansu Fati empezó participando poco por ese plan del staff con él tras la grave lesión de rodilla. Poco a poco fue entrando más, pero sin llegar a consolidarse. En ocasiones se le ha visto aún timorato en su juego y falto de potencia. Lógico. En el Bernabéu, en el clásico, dejó una cabalgada para la esperanza. Fue titular ante el Villarreal, marcó, pero luego ha enlazado dos suplencias seguidas. Cree que merece ya tener más continuidad. Buen escenario el Doosan Arena para pedirla en el campo.

FERRAN Y LOS FANTASMAS

Por último, Ferran. Un jugador que tiene detrás esa losa de los 65 millones que costó, que entró bien en el Barça, pero que ha sufrido una involución. Talento, juventud e irreverencia, pero que no se terminan de destapar por la poca confianza que tiene en si mismo. Muestra de ello, la ocasión que marró en Mestalla. Xavi cree en él, necesita dar un golpe y ganar seguridad. Por qué no puede llegar en este coqueto estadio con capacidad para apenas 11.000 espectadores.