Ter Stegen-Oyarzabal, el reencuentro

El método parecía infalible. Una particular zancada, la vista fija en el portero rival aguantando al máximo, un último saltito con paradinha y gol. Mikel Oyarzabal se había convertido en el mejor tirador de penaltis de nuestro fútbol a base de experimentar y patentar un original método de lanzamiento junto al valencianista Carlos Soler en las concentraciones de la selección sub-21.

Llegó la Supercopa de España, la semifinal de Córdoba, y todo siguió igual. Penalti a favor de la Real en el minuto 51 por manos de Frenkie de Jong, el holandés había adelantado al Barça de cabeza en el primer tiempo. Oyarzabal agarró el balón y con sangre fría engañó por completo a Ter Stegen. Parecía que tampoco el alemán iba a conseguirlo. Decimoséptima pena máxima consecutiva anotada por el eibarrés, entre ellas, otra al meta azulgrana en el partido liguero de la pasada campaña en Anoeta.

Pero en la tanda de penaltis sucedió lo inesperado. Oyarzabal fue a tirar el segundo de su equipo, valor seguro. Ter Stegen se tiró por el mismo lado, a la derecha, y le adivinó la intención. Ahí se empezó a ganar el pase a la final. Puño apretado y un fuerte grito: "¡Vamos!". Después, la reflexión del 'gigante' alemán: "En el partido estaba muy convencido de que me iba a chutar al lado donde me tiré y luego, en la tanda, estaba siempre convencido de lo que hice. Al final también es suerte, puedes tenerlo superpreparado y que te tiren al otro lado...", reconoció.

Mikel lo volverá a tirar si hay penalti

Sea o no cosa de fortuna, lo cierto es que Ter Stegen le ha comido la moral al fantástico jugador 'txuri urdin'. Desde que el de Mönchengladbach le atajara la pena máxima, ha pasado de ser infalible a convertirse en una obsesión. El meta azulgrana le ha instalado tantas dudas que de tres penaltis más que ha tirado Oyarzabal, ha fallado dos. Le marcó el posterior al Cádiz, pero erró ante el Manchester United en la Europa League -salió fuera por poco- y frente al Levante en Liga. Desviado, se giró y se tapó la cara con la camiseta, la rompió de la frustración y hasta se la tuvo que cambiar. No se lo podia creer.

Este domingo volverán a verse las caras. Oyarzabal y Ter Stegen frente a frente. Seguro que si hay un penalti, lo volverá a tirar, porque tiene Mikel personalidad y amor propio de sobras, y porque así se ha decidido desde el vestuario y el cuerpo técnico, pero no podrá evitar que le asalten las dudas. Enfrente hay todo un porterazo.