Historia SPORT
Piqué: del sufrimiento a la liberación
El central del Barça celebró el sufrido triunfo en Mendizorroza con una mezcla de ira y alegría contenida
Después de festejar la victoria en solitario, compartió el inicio del camino de redención con Sergio Busquets y felicitó a Frenkie de Jong y Ferran Torres, protagonistas de la jugada del gol
Jorge Figueroa Vázquez señala el final del partido entre protestas de los futbolistas del Alavés y abucheos del público por el poco tiempo de añadido. Se acaba el sufrimiento de un Barça que se ha llevado los tres puntos de Mendizorroza pese a realizar una actuación gris, pobre. Liberación. Hace frío, mucho frío, tanto climatológica como futbolísticamente. Las sensaciones agradables siguen lejos, pero como mínimo llegan los buenos resultados, que son los que al fin y al cabo permitirán al equipo blaugrana luchar por el objetivo realista, por mucho que duela, de la temporada: clasificarse para la próxima edición de la Champions League.
En ese momento, Gerard Piqué se convirtió en la representación de buena parte del barcelonismo. Antes de celebrar el triunfo con sus compañeros y animar a los jugadores rivales, el central levantó los brazos y festejó la sufrida victoria con rabia. Con una mezcla de ira y alegría contenida, consciente de que el margen de mejora colectivo sigue siendo muy holgado, pero también de que, por fin, la suerte sonrió en un compromiso muy poco lucido en términos generales. El tuerto miró hacia otro lado. Salió cara en el lanzamiento al aire de la moneda. Ya tocaba.
El defensa aprovechó los instantes posteriores para compartir el inicio del camino de redención con Sergio Busquets, felicitar –e incluso agradecer– a Frenkie de Jong por su aparición tan efervescente como oportuna y abrazar a un Ferran Torres, el asistente de la noche, que acababa de lograr su primer triunfo con la camiseta blaugrana. Visiblemente satisfecho y extenuado, Piqué saboreó el triunfo tras unos 90 minutos en los que, pese a que no estuvo perfecto ni mucho menos, volvió a exhibir compromiso sobre el terreno de juego. Por mérito suyo o desmerecimiento del resto de la retaguardia, y con permiso de un Ronald Araujo nuevamente imperial, Piqué volvió a ser el líder de la zaga.
Piqué acabó el compromiso con 106 intervenciones, 72 pases en corto (80% de acierto) y seis desplazamientos en largo exitosos –vitales para la salida de balón blaugrana–, diez duelos aéreos ganados, siete rechaces, dos remates de cabeza (uno de ellos entre los tres palos) y ninguna falta. Más allá de las estadísticas, no escatimó en esfuerzos. Sufrió y buscó el gol hasta que su equipo se adelantó en el marcador. Luchó con el cuchillo entre los dientes en cada acción de estrategia a favor y, especialmente, en contra, obligado a detener a especialistas en la materia como Víctor Laguardia, Florian Lejeune y Joselu. El partido de Gerard no fue perfecto. Pero mientras jóvenes como Ronald Araujo se van abriendo paso, su liderazgo es incuestionable.
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