Una noche que puede cambiar el 'proyecto Koeman'

La remontada ante el Sevilla supone un punto de inflexión para un equipo más unido que nunca

Koeman sale como gran reforzado y cada vez parece más complicado que sea cesado a final de curso

Creer, creer y creer: así fue la gloriosa remontada del Barça ante el Sevilla que sella su pase a la final de Copa

RFEF

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Los detalles son a veces mucho más que eso y el destino de un proyecto puede ser cuestión de centímetros. De nada sirve pensar en cuál sería el escenario si el cabezazo de Piqué ante el Sevilla hubiera impactado en el poste o si Ocampos hubiera transformado el penalti que le detuvo Ter Stegen. La realidad es que la remontada copera supone un punto de inflexión para el conjunto azulgrana. Igual que en su día el Barça de Rijkaard o el de Luis Enrique despegaron a partir de una victoria liguera en el Pizjuán y ante el Atlético respectivamente, el Barça de Koeman puede convertir el 3-0 ante el Sevilla en la noche que lo cambió todo. La plantilla dio un recital de entrega y sale reforzada al completo, pero quien más crédito gana es el técnico holandés, cuya continuidad la próxima temporada parece cada vez más posible. Más que por los resultados, por la sensación de que los jugadores creen en él.

El Barça ya remontó de forma épica en Los Cármenes y ayer lo volvió a hacer. Aunque son hazañas comparables, la gesta ante los de Lopetegui es mucho más meritoria. Primero, porque los azulgranas amilanaron a un equipo de Champions de principio a fin. Lo hicieron a base de intensidad, fútbol y, ya en el tramo final, corazón. El Barça logró lo que tanto le venía costando en lo que va de curso: juntar en un mismo partido capacidad ofensiva y solidez defensiva. De cara a portería, los de Koeman pudieron anotar el 2-0 mucho antes del minuto 93. Atrás, el equipo rozó la perfección y el penalti de Mingueza fue la única concesión. Nunca es sencillo ganar dos veces en cuatro días al mismo equipo y menos aún dejarle sin anotar en 210 minutos de juego.

Messi y Piqué, un abrazo que lo dice todo

Messi y Piqué, un abrazo que lo dice todo / FC BARCELONA

La de ayer fue una noche redonda para Koeman. Acertó con todo: con el once, con el dibujo, con el planteamiento y con los cambios. Su equipo interpretó a la perfección que debía salir a morder para intimidar y así lo hizo. Después de una primera pare eléctrica, el Barça entendió que mantener esa intensidad sería imposible, por lo que supo protegerse en un segundo tiempo más trabado. En vez de precipitarse, y conscientes de que un tanto del Sevilla les ponía en jaque mate, los azulgranas priorizaron el orden defensivo antes de la embestida final.

Justo antes de entrar en el modo 'correcalles', Koeman estuvo muy inteligente: retiró a Busquets y a un Mingueza ya amonestado para dar entrada a Ilaix y Junior. ¿Qué buscaba el holandés? Conocedor de que el partido caería en la ruleta rusa y que, en ella, el Sevilla dispondría de contragolpes, Ronald evitó exponer al zaguero a una segunda amarilla al cortar cualquier progresión de los andaluces. En el centro del campo, Ilaix permitió ganar piernas para lo que iba a ser un tramo final de idas y vueltas. La entrada del canterano hizo que De Jong atrasara su posición y pasara a asumir principalmente tareas defensivas. Una vez más, Frenkie demostró que va sobrado de pulmones. Ya en la prórroga, la frescura de Griezmann, Trincao, Ilaix y Dembélé permitió al Barça vivir lejos de su portería.

El Barça de Koeman, una piña forjada base de 'bombas'

El Barça de Koeman, una piña forjada base de 'bombas' / FC Barcelona

Como Koeman, prácticamente toda la plantilla sale reforzadísima del choque ante el Sevilla. Es más, son muchos los jugadores que viven hoy su mejor momento de forma del curso. Ter Stegen salvó los muebles de nuevo, Mingueza estuvo imperial, Piqué fue un 'Káiser' en las áreas, Lenglet se hartó a ganar duelos, Jordi Alba no descuidó nunca su espalda, Busquets se vistió de reloj suizo, Pedri y De Jong se multiplicaron por mil y Dembélé fue un dolor de cabeza para la zaga hispalense. Todo esto bajo la dirección de Messi, un capitán entregado a la causa: ayudó en defensa más que nunca, asumió la batuta en ataque y hasta se 'comió' a Sánchez Martínez cuando hizo falta. Su celebración en solitario en el 2-0 habla por sí sola.

La aportación de los cambios también merece mención especial. Al margen de asistir a Piqué, Griezmann estuvo hiperparticipativo jugando de espaldas. En la prórroga, y como es habitual en él, no dejó de trabajar sin balón. Trincao también salió a morder -hasta vio amarilla por una dura entrada-, Braithwaite saboreó la gloria con el 3-0 que daba el pase al Barça y Junior mostró concentración total, algo meritorio teniendo en cuenta que nunca es fácil entrar como defensa en el tramo final de un partido roto.

La plantilla culé, más unida que nunca

La plantilla culé, más unida que nunca / FC Barcelona

A base de remontadas y ruido externo, este equipo se ha convertido en una piña. La apatía de los últimos cursos ha dado paso al nacimiento de un nuevo sentimiento de grupo. Con caras nuevas y con la ahora sí comunión entre los jóvenes y los veteranos. El corro que la plantilla formó al término de la prórroga lo ilustra a la perfección. Incluso jugadores que no participaron en el choque, como Araujo o Riqui Puig, se dejaron llevar por la euforia. El gran mérito de Koeman ha sido lograr que el vestuario se desvincule de los problemas institucionales para formar una gran familia.

¿Y ahora, qué? La sobredosis de confianza obtenida ayer cambia por completo la visión de lo que resta de temporada, algo que ya avisó Piqué en la previa del partido. Con la final de Copa ya asegurada, el Barça se ve con fútbol, fuerza e ilusión necesaria para presionar al Atlético hasta el final en la Liga. La distancia es considerable -cinco puntos y un partido más- pero el calendario otorga licencias para soñar. Los de Simeone aún deben medirse a Barça y Real Madrid -el derbi es este fin de semana- y los azulgranas saben que, si no fallan, la Liga se le puede hacer muy larga a los 'colchoneros'. Si éstos remontan ante el Chelsea en Champions -0-1 en la ida-, el calendario será otro aliado de un Barça que, eso sí, asume que ante el PSG debe aceptar la cruda realidad.

Ronald Koeman tiene motivos para pensar en grande

Ronald Koeman tiene motivos para pensar en grande / AGENCIAS

A la espera de ver cómo acaba esta temporada en forma de 'thriller', lo que parece claro es que partidos como el de este miércoles son más el inicio de algo que el final de una etapa. Con noches como la de ayer, la continuidad de Messi gana enteros y también la de Koeman. El técnico holandés está haciendo méritos para que el nuevo presidente cuente con él. Quizá la etapa de Ronald como entrenador del Barça no sea tan efímera como parecía hace unos meses...