Messi, el bálsamo más esperado

Messi en exclusiva para SPORT: "Mi compromiso con esta camiseta y este escudo es total"

Messi en exclusiva para SPORT: "Mi compromiso por esta camiseta y este escudo es total" / SPORT.es

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Sustento del club desde hace años, Messi puso este verano patas arriba el Barça con el anuncio de su adiós. Mientras no rodó el balón señaló a Bartomeu, el presidente de la entidad, y no disimuló su hartazgo.

Hace seis días, coincidiendo con la despedida de Suárez, dijo públicamente lo que el uruguayo prefirió callarse para no romper el protocolo. Pero el martes dio un paso adelante con su entrevista a SPORT. 

Messi aparcó el ruido, se puso el brazalete de capitán y envió un mensaje de unidad. “Debemos dejar las diferencias. Yo particularmente asumo mis errores que, si existieron, fueron solo para hacer un mejor y más fuerte FC Barcelona. Pero ya está, todo pasó, debemos concentrarnos en hacerlo lo mejor posible y en conseguir todo lo que podamos lograr juntos […] siempre unidos y remando en la misma dirección”. 

El cambio de mensaje llegó cuando los dardos del argentino empezaban a incomodar a una parte del barcelonismo, que entendiendo sus motivos, consideraba que había llegado el momento de remar todos en la misma dirección.

Más aún sabiendo que Bartomeu tiene fecha de caducidad. Y en esa dirección fue el mensaje de Messi. Una tregua que ha tenido un efecto balsámico tras el pulso de los últimos tiempos.

El tono -y el fondo- de sus palabras no solo devuelven el foco a lo deportivo, sino que facilitan las cosas a Koeman, que es uno de los que más han celebrado el cambio de inercia.

El holandés ya pudo comprobar ayer como se había rebajado la calma tensa que había en el vestuario con la situación de Messi. Las últimas semanas se respiraba un halo de seriedad, un perfil bajo, que no solo tenía que ver con la llegada de Koeman, un técnico que impone respeto a la plantilla. 

Ver que el capitán se ha reenganchado al proyecto cambió ayer las caras del vestuario, que ha vivido en las últimas horas una saludable descompresión. Lo sabe el grupo; necesitan a Messi con el compromiso que se le presupone al capitán. Y no solo en lo que ocurre en el terreno de juego.

Ahí nunca hubo dudas con el argentino, a pesar del temporal de los últimos tiempos. Una vez aparcada la crisis todas las miradas se trasladan, ahora, al Messi futbolista.

El mismo que hoy liderará al equipo en Balaídos. Ante el Celta. En un estadio que no le sienta muy bien al 10.  El conjunto vigués ha empezado de forma irregular el campeonato. Y enfrente tendrá al Barça de Koeman. El mismo que ayudó a Òscar Garcia, el ahora técnico del Celta, cuando tuvo varios desencuentros con Van Gaal. 

Koeman era entonces uno de los asistentes del técnico. Y hoy estará dirigiendo el Barça más diferente de los últimos años. El del 4-2-3-1. El que juega sin Suárez. El que se aferra al presente y al futuro de Ansu Fati para pensar en grande. El que juega más para De Jong que para Busquets. El que tiene en Trincao y Pedri a dos piezas para reconstruir su futuro. Y, contra pronóstico, también el que tiene a Leo Messi. 

Algo ha cambiado. Quizás lo que fue el Barça de Messi es ahora un Barça con Messi. Puede que incluso este sea el último baile del 10. Pero una vez aparcada su particular crisis existencial, Leo está y se le espera. Ahora le toca hablar en el campo.