Del 'punto G' a un inesperado gatillazo: ¿qué sucedió?
Los azulgranas dominaron los primeros 60 minutos a un Real Madrid que se vio superado
El bajón en la presión post-pérdida castigó a la medular azulgrana, que cedió metros y empezó a sufrir
Como es normal, en el Barça todavía le dan vueltas a lo ocurrido este sábado en el Clásico. El conjunto azulgrana se mostró superior al de Carlo Ancelotti durante los primeros 60 minutos. Sin embargo, todo cambió en la última media hora. Los de Xavi no 'mataron' cuando pudieron hacerlo y acabaron castigados por la mayor dosis de efectividad del rival. Pese al resultado, el envite dejó varias conclusiones positivas, entre ellos el funcionamiento del doble pivote Gündogan-Gavi.
Durante la primera hora de partido, el Barça encontró el 'Punto G'. 'G' de Gündogan, de Gavi y de 'gobernar', porque eso es lo que hicieron los pupilos de Xavi en la primera parte. Los azulgranas salieron a morder y sometieron al Real Madrid a base de movilidad, circulación rápida y, sobre todo, gran presión tras pérdida. Kroos no daba abasto y el Barça vivió prácticamente siempre en campo rival.
Xavi se decantó por Fermín y dejó en el banquillo a Oriol Romeu, hasta ayer con la vitola de titular. Eso supuso retrasar la posición de Gavi, que se acercó a Gündogan en la base de la jugada. El experimento funcionó a la perfección, porque además ambos encontraban a Fermín entre líneas. De hecho, el único problema del Barça es que en sus mejores minutos 'solo' pudo ver portería una vez, dejando a los de Ancelotti vivos y coleando.
Sin presión tras pérdida en el segundo tiempo
En la segunda mitad, los azulgranas salieron bien pero rápidamente empezaron a ceder terreno. La presión tras pérdida ya no fue la misma y, poco a poco, el Real Madrid empezó a sentirse más cómodo. Las vueltas ya no eran las mismas ni tampoco mejoraron con las entradas de Lamine, Raphinha y Lewandowski. De hecho, los dos últimos exhibieron una clara falta de 'chispa'. El plan era que su entrada catapultara la energía del equipo, pero no fue así.
El Barça cedió terreno y ahí empezó a sufrir más de la cuenta. Es cierto, no obstante, que los blancos tampoco generaron excesivo peligro hasta que se encontraron con el latigazo de Bellingham. Ese tanto dejó noqueados a los azulgranas, que se vieron 1-1 en el marcador tras haber generado mucho más.
Tras el partido, el propio Xavi explicó que se sentía muy satisfecho con la labor de Gavi unos metros más atrás de lo que es habitual. El propio técnico también detectó que su equipo había bajado la intensidad en el segundo tiempo. "Hemos tenido un bajón en la activación de la presión tras pérdida", lamentó.
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