A Ancelotti le salen bien todos sus ‘experimentos’

Carlo Ancelotti pertenecía para el imaginario colectivo del fútbol español a esa categoría de entrenadores etiquetados más como gestor de grupos que como magos de la pizarra. Mientras preparadores como Guardiola o Simeone siempre eran alabados como currantes de una pizarra que llevaba su sello, al italiano siempre se le dejaba en duda. Como si único cometido fuera llevarse bien con jugadores. Y ya. Pero la actual temporada del Real Madrid está derribando el mito para asentar a ‘Carletto’ como un preparador de soluciones más allá del temple para gestionar el equipo. A Ancelotti le salen bien todos sus experimentos convertidos en soluciones clave y originales.

El Real Madrid camina con paso firme en todas las competiciones. En Champions, por ejemplo, con su triunfo ante el RB Leipzig, suma siete victorias de siete partidos disputados. Nunca un equipo que haya logrado pleno incluido el de la fase de grupos ha levantado la orejona. Otro reto desbloquead para un equipo que en las apuestas de fútbol de Betfair ha mejorado sus ratios después de ganar en Alemania, otrora tierra maldita. Ahora es el segundo favorito a levantarla, igualando al Bayern en probabilidades implícitas. Que el Real Madrid logre la 15ª cotiza a un 18% de probabilidades implícitas. Y buena parte de ese favoritismo se debe a las soluciones de Ancelotti.

El MVP de Brahim y Lunin

En Alemania tuvo que recurrir a otra. Sin Bellingham, lesionado del tobillo con un esguince, decidió tirar de Brahim para ejercer de algo similar (guardando mucho las distancias) a lo que hacía Messi en el Barça de Guardiola, esto es, de ‘falso 9’ a medio camino entre el extremo, la mediapunta y el puesto de delantero centro. Fue así como elaboró el gol del triunfo. Un tanto muy propio de Leo que le hizo ganarse el premio al mejor del partido, galardón que podría haberse llevado otra de estas soluciones impuestas por Ancelotti: Andriy Lunin.

El entrenador italiano se la jugó cuando, en otoño, decidió dar el paso, sentar en el banquillo a Kepa y comenzar una rotación de inicio extraña que ya no existe. Porque el titular, queda claro, es él, es Lunin. Su partidazo en Leipzig demuestra por qué. Hizo nueve paradas en todo el partido evitando lo que seguramente habría sido un merecido empate (o victoria incluso) del equipo local. Desde la final de la Champions de 2022, en la que Courtois hizo 14 paradas ante el Liverpool, ningún portero había atajado tanto como Lunin. Y su presencia y crecimiento a base de confianza es cosa de Ancelotti.

Magia en la defensa

También se anota en su debe la presencia de Tchouameni en el eje de la defensa. “De momento le he convencido diciéndole que es una emergencia. A ver si cuando no sea una emergencia, también logro convencerle”, bromeó el italiano en sala de prensa a propósito del gran nivel que el pivote galo está mostrando en el eje de la defensa merengue. Su presencia en lugar de los tocados Alaba, Rüdiger y Militao podría resolverse como un ‘fichaje’ de futuro, un jugador capaz de ejercer en ambos puestos con solvencia.

No es el único experimento que ha tenido que usar Ancelotti en esta temporada de muchos problemas, por mucho que los resultados sugieran lo contrario. Por ejemplo, el italiano ha colocado también como parche a Carvajal de central y el rendimiento del madrileño ha sido excelente. Se vio ante el Girona. Como ya le pasó en su momento a Camavinga, cuando ejerció de lateral zurdo y acabó convertido en sorpresa táctica que en defensa ejercía de lateral y en ataque, como un volante más para generar superioridad.

Bellingham, un Zidane con gol

Precisamente en ataque tuvo Ancelotti uno de los mayores retos del curso. Sin Mbappé, no fichado, ni Benzema, salido del club, el Real Madrid se quedó sin ‘9’ galáctico. La fórmula de técnico fue usar a Vinicius y Rodrygo por dentro en una fórmula que también ha dado resultado apoyada por la que quizá sea el mayor ‘truco’ del italiano. Bellingham ha pasado bajo su mando de ser un centrocampista creador de juego, a añadirle llegada al área para transformarlo en una suerte de Zidane “con menos clase, pero más gol” que el francés, como lo definió el propio Ancelotti.

En la medular también se ha inventado soluciones imaginativas. Con las lesiones de Tchouameni y Camavinga, el técnico empezó a usar un doble pivote en el que Kroos y Valverde eran ejes. El alemán, incrustado en este puesto, ha desarrollado sus virtudes hasta hacerle vivir una de sus temporadas más excelsas desde que llegó al Real Madrid hace ya diez años.

La lista de ‘inventos’ de Ancelotti es infinita. Y todas le están saliendo (por ahora) a pedir de boca. Prueba de que los méritos del entrenador van más allá de saber gestionar un vestuario. Su capacidad de influir en el equipo también es clara. Y positiva.