Historia SPORT

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Rifé I, adiós al mayor de la saga

Jugó dos partidos con el primer equipo, triunfó en La Coruña y se retiró con 27 años

Llorenç, hermano del histórico Quimet, fue un central, también interior, de los que se hacía ver en el campo gracias a su envergadura y sangre fría en el juego

Llorenç Rifé Climent, en una imagen de su etapa azulgrana

Llorenç Rifé Climent, en una imagen de su etapa azulgrana / Horacio Seguí - FC Barcelona

David Salinas

David Salinas

El pasado sábado 9 de enero la familia barcelonista sufrió una nueva y sentida baja con el fallecimiento de Llorenç Rifé Climent (Sant Celoni, 05-02-1938) a los 82 años. Rifé –conocido como Rifé I por ser el mayor de la saga– y el Barça se cruzaron la temporada 1958-59, cuando el joven futbolista fichó por el Condal procedente del Júpiter, donde había jugado desde el curso 1955-56. Los primeros pasos los había dado como interior en el Juvenil del Gimnàstic del Poble Nou. Vivía justo enfrente del campo y solía decir que su balcón “era la tribuna”.

De familia futbolera, su padre había sido defensa del Granollers, Rifé I debutó con el filial azulgrana el 13 de septiembre de 1958 en Les Corts contra el Deportivo Alavés (0-0), alineándose en el eje de la zaga del equipo que dirigía Emilio Aldecoa, su descubridor, que lo había espiado en varias ocasiones siendo jugador del Júpiter. Llorenç era de los que se hacía ver: medía 1,81 m y destacaba por su rapidez, potencia física, flexibilidad y una fascinante sangre fría y seguridad en todas sus acciones. Le bastaron 12 partidos con el Condal, en Segunda, para convencer a Helenio Herrera, que lo incorporó al primer equipo el 6 de diciembre de 1958, firmando por lo que restaba de temporada y otras dos. Tenía 20 años.

Al día siguiente el Mago lo convocó para el Barça-Las Palmas. El equipo quedó concentrado en Argentona y Llorenç compartió habitación con Ramallets. Herrera, como de costumbre, hizo una visita nocturna a sus discípulos antes de acostarse para saber qué sensaciones tenía la tropa en la previa. Le preguntó al joven Rifé si estaba preparado. La respuesta fue afirmativa, pero apuntó que estaba algo nervioso. De camino a Les Corts Kubala se dirigió al recién llegado y le dijo que, si había hablado con el míster y éste había oído la palabra “nervios”, no jugaría. Y no jugó. La honestidad lo traicionó.

H.H. no presionó al joven jugador, al que fogueó contra el Mallorca en el Lluís Sitjar, en el Camp Nou contra el Mannheim y ante el Tenerife en Les Corts. Contra el Mannheim no fue la primera vez que Rifé pisó el césped del coloso azulgrana. Lo había hecho el 24 de septiembre de 1957, con motivo de la inauguración del campo, representando al Júpiter en el desfile que protagonizaron todos los clubs catalanes. El Mago, finalmente, lo alineó en el Barça-Selección de Basilea del 6 de enero de 1959, la vuelta de los octavos de final de la Copa de Ferias (5-2). Cumplió, como el otro debutante, el portero Francesc Larraz. 

Olvidado

Sin embargo, H.H. se olvidó de Rifé (la competencia era feroz) y no volvió a confiar en él hasta un año después, concretamente el 3 de enero de 1960 para un Athletic-Barça en San Mamés. Rifé salió con el ‘10’, jugó de lateral derecho y, pese a la derrota (4-1), dejó buenas sensaciones por su compromiso y disciplina. En el siguiente duelo, contra el Rot-Weiss Essen (5-2), un partido amistoso jugado tres días después en el Camp Nou, el día de Reyes, Llorenç se lesionó el astrágalo derecho y tuvo que pasar por el quirófano. No pudo tener continuidad.

El servicio militar lo llevó a Melilla y se las arregló para jugar en el Atlético Ceuta, de 2ª (1960-61). Jugó la promoción a Primera, cerrando el Elche el paso al equipo norteafricano. Regresó al Barça, pero ni Lluís Miró ni Laszi Kubala contaron con él. Se alineó solo en amistosos la campaña 1961-62. Había llegado el momento de cambiar de aires y fichó por el Deportivo, que pagó 2 millones de pesetas. Antes de viajar a La Coruña se casó con su novia Maria, con la que formó una familia numerosa: Llorenç, Jaume, Mònica y Mireia. En Galicia tuvo tres entrenadores: Enric Rabassa (ex del Barça que lo convenció para jugar en Riazor), Roque Olsen y Luis Carniglia. En el Depor coincidió con Ricard Escolà, hijo del mítico Josep Escolà, el catedrático del fútbol.

Adiós al fútbol

El argentino Carniglia no contó con él y Rifé compró su libertad avanzada la temporada 1964-65, fichando por el Nàstic de Tarragona, con aspiraciones de ascenso a Segunda. Su hermano Quimet Rifé II–había jugado allí la temporada 1963-64. Su último partido, de promoción contra el Europa (2-4) el 13 de junio de 1965, estuvo marcado por la desgracia al fallar en los dos primeros goles y no poder salir en la segunda parte por lesión. Tuvo suficiente. Colgó las botas con 27 años, rechazando ofertas del Levante y del Figueres. Entró a trabajar en la firma de electrodomésticos Corberó y también lo hizo en la empresa de su hermano menor, con el que solo coincidió un partido con la camiseta azulgrana, contra el Niza (2-2) en Les Corts el 8 de noviembre de 1961.