Raich y Escolà regresaron en el clásico de 1940

El FC Barcelona de los 'reaparecidos' Raich y Escolà. Arriba, de izquierda a derecha: Vergara, Benito, Anguera, Franco, Llácer, Raich, Nogués y Sospedra. Abajo, mismo orden: Gràcia, Valle y Escolà

El FC Barcelona de los 'reaparecidos' Raich y Escolà. Arriba, de izquierda a derecha: Vergara, Benito, Anguera, Franco, Llácer, Raich, Nogués y Sospedra. Abajo, mismo orden: Gràcia, Valle y Escolà / Archivo

David Salinas

David Salinas

En los 176 clásicos de Liga disputados hasta la fecha hubo uno, el del 1 de diciembre de 1940, en Les Corts, en el que la afición azulgrana no tuvo que lamentar la ausencia del crack del equipo, como mañana con el lesionado Leo Messi. Al contrario, celebró su regreso. Y, en este caso, por partida doble.

Ese frío domingo de hace casi 78 años, a partir de las 15.15 horas, el Barça pudo alinear nuevamente dos piezas angulares de su conjunto que brillaron con luz propia antes de la guerra civil (1936-1939): Josep Raich y Josep Escolà. Dos jugadores que integraron una prometedora delantera integrada por Ventolrà, Raich, Escolà, Fernández y Munlloch y que no pudo volver a armarse nunca más.

El equipo azulgrana, séptimo clasificado, se impuso 3-0 en ese clásico al Real Madrid, tercero, con un doblete de Jaume Sospedra y un tanto de Josep Valle, todos en la segunda mitad.

Raich, natural de Molins de Rei, se había exiliado en Francia (jugó en el Sète y el Troyes) en septiembre de 1936 al sentirse amenazado por sus creencias religiosas cuando estalló el conflicto bélico, siendo declarado en rebeldía por el FC Barcelona.

Escolà, nacido en la barriada de Sants y apodado el ‘catedrático del fútbol’ por su exquisita clase y profundo conocimiento del juego, no regresó a la España en guerra después de la salvadora gira azulgrana por México y Estados Unidos entre mayo y octubre de 1937.

Como su amigo Raich, fichó por el Sète y coincidieron el curso 1937-38, pero no el siguiente, en el que los ‘delfines’, con Escolà Balmanya, se proclamaron campeones de la Liga francesa.

dos años de castigo

Tanto Raich como Escolà, también Balmanya y otros jugadores, regresaron a Barcelona después de consumarse el golpe de estado fascista, que terminó con la Segunda República por la vía de las armas.

La idea de todos los que volvieron a casa era recuperar la vida que tenían antes. Pero se les exigió que regularizaran su situación rellenando la llamada ficha para la Depuración y Clasificación de Prisioneros y Presentados. Además, tuvieron que someterse a una declaración jurada.

Finalmente, fueron sancionados con dos años de inactividad por el Consejo Nacional de Deportes (CND), presidido por teniente general José Moscardó. Su ‘delito’ consistió en mostrar “desafección” al régimen fascista y el castigo sin jugar quedó fijado entre agosto de 1939 y agosto de 1941.

El Barça no dejó de insistir regularmente al CND para conseguir el levantamiento de la inhabilitación que pesaba sobre sus jugadores, pero la respuesta siempre fue negativa. A RaichEscolà y demás futbolistas no les tocó otra que esperar, tener paciencia.

En marzo de 1940, con la designación a dedo del nuevo presidente azulgrana, el militar Enrique Piñeyro, marqués de la Mesa de Asta, la entidad volvió a interceder por los jugadores sancionados, pero tampoco hubo clemencia. 

desbloqueo

Finalmente, la insistencia del Barça tuvo recompensa y en la víspera del Barça-Real Madrid del 1 de diciembre de 1940, llegó la esperada noticia. Había pasado casi un año y medio desde el castigo. La situación de Raich y Escolà quedó desbloqueada, como la de otros jugadores, aunque no la de Balmanya, que acabo cumpliendo los dos años de sanción.

Al permanecer en forma, tanto el de Molins de Rei como el de Sants entraron en el equipo y volvieron a lucir la camiseta azulgrana tras un largo tiempo. En el caso de Escolà, desde el 16 de mayo de 1937 y, en el de Raich, desde el 13 de septiembre de 1936. Raich se alineó de centrocampista y Escolà de interior. Fueron la gran atracción para la afición azulgrana, que llenó hasta la bandera las gradas de Les Corts. 

‘La Vanguardia’ aseguró que la victoria azulgrana había sido muy merecida y que el Barça “ha encontrado en el reaparecido Escolà la técnica grande que le venía faltando”. Agregó, del de Sants, que seguía “tan gran chutador como antes y más jugador que nunca”. De hecho, el 1-0, obra de Sospedra, llegó tras un disparo de Escolà que no pudo detener el meta Esquiva.

Escolà, con 26 años, exhibió un altísimo nivel de juego a partir de entonces, alcanzando la internacionalidad en enero de 1941 en un Portugal-España (2-2) en el que anotó el segundo gol.

Pese a los ‘refuerzos’, el Barça no pudo saborear ningún título aquella temporada 1940-41. Tendría que ser en la siguiente, 1941-42, cuando el equipo se proclamó campeón de Copa en Chamartín después de derrotar al Athletic Club en una histórica final (4-3) marcada por los dobletes de Escolà y Mariano Martín. Una semana después, sin embargo, el Barça disputó la promoción para no descender a Segunda División. Ganó 5-1 al Murcia, también en Chamartín, pero esas son otras historias.