Martina y Patricia Reino, el bronce mundial más fraternal

Las hermanas grancanarias Martina y Patricia Reino, después de compartir desde niñas su amor por la vela, conquistan su primera medalla conjunta en el Mundial de Snipe

Patricia (izquierda) y Martina Reino posan junto a una embarcación en las instalaciones del Real Club Náutico de Gran Canaria

Patricia (izquierda) y Martina Reino posan junto a una embarcación en las instalaciones del Real Club Náutico de Gran Canaria / Juan Castro

Santiago Icígar

Valencia y sus aguas se han convertido para la familia Reino en un lugar especial y mágico. Allí, las hermanas Martina y Patricia, del Real Club Náutico de Gran Canaria, se cubrieron de bronce en el Mundial femenino de Snipe, en la que ha sido para ambas su primera competición juntas desde que empezaron a navegar a la edad de siete años. Mientras Martina se colocaba entre las mejores regatistas del planeta en la clase olímpica ILCA 6, Patricia hacía lo propio en 420 y en 470.

«Estamos muy contentas. Nos propusieron navegar juntas por primera vez y aceptamos, porque yo estaba libre tras acabar mi temporada. Resultó una experiencia muy bonita y nos lo pasamos muy bien». En la misma línea, Patricia señala que la medalla mundialista fue «inesperada». «Acudíamos a esta competición con la expectativa de terminar bien, pero no nos imaginábamos que podríamos terminar en el podio».

En lo que coinciden ambas hermanas es en señalar la clave para regresar de Valencia con la medalla de bronce en el cuello. «Las condiciones que nos encontramos de poco viento nos favorecieron, porque íbamos algo ligeras de peso y al ser rápidas conseguimos adaptarnos muy bien», reconoce Martina. Además, Patricia considera que se notó que ellas venían «de competir al más alto nivel en otras clases, preparando campañas y otro tipo de campeonatos». Esta clase Snipe suele ser «más light»: «Hay mucha gente que navega por disfrutar al no ser una clase olímpica, aunque esto no significa que vayan menos preparados porque compiten también medallistas olímpicos, pero nosotras llegábamos más rodadas».

Aprendizaje mutuo

La experiencia servía además de aprendizaje para las dos regatistas. En el caso de Martina, al estar acostumbrada a navegar en embarcaciones individuales, se veía obligada a hacer un curso rápido de aprendizaje. «Al verme en un barco doble, no tenía mucha experiencia y he tenido que aprender de mi hermana». Por su parte, Patricia también tuvo que adaptarse a ser tripulante, al dejarle el rol de patrona a su hermana: «Era la primera vez que navegábamos en este barco y la primera vez que yo lo hacía como tripulante, pues cuando he navegado tanto en 470 como en 420, siempre he sido yo la patrona». Algo que añade un plus de mérito al bronce conquistado.

A pesar de estar curtida en las clases dobles, Patricia también tuvo que adaptarse a las diferencias entre el barco de Snipe y los de 470 y 420, a los que está acostumbrada. Estos últimos son embarcaciones de «tres velas», mientras que la primera sólo cuenta «con dos. «La tercera vela se utiliza tan solo durante la empopada, además el Snipe es un barco más lento y más táctico, por lo que cuenta mucho más la estrategia en la regata», explica la menor de las hermanas Reino.

«Todo fue un poco improvisado, aunque al final pudimos navegar juntas un par de días en Las Palmas y también los días previos a la competición en Valencia», recuerda Martina. Reconoce que su adaptación y compenetración con Patricia fue más rápida de lo que inicialmente habían previsto.

En el reparto de funciones, Martina era la encargada de «llevar el timón y guiar el barco», mientras que Patricia «se encargaba de ir diciéndome cómo iba el barco, si hacía falta ir más rápido o punteando». «Ella se encargaba un poco más de los aspectos técnicos y al estar concentrada llevando el barco, podía mirar para afuera controlando al resto de la flota y dándome información», explica la regatista olímpica. «Fue una cuestión de saber compenetrarse, actuando como una sola persona en el barco aunque fuéramos dos, dándonos mucha información la una a la otra en todo momento durante la regata», añade.

La estrategia de la regata

Además de verse favorecidas por la ausencia de viento durante el Mundial, la mayor de las Reino reconoce que durante el campeonato fueron de menos a más: «El último día, al haber hora límite, sabíamos que hacer dos mangas iba a ser difícil y que probablemente sólo se podría hacer una. Salimos con la mentalidad de darlo todo en esa única prueba, fuimos remontando, alcanzamos el segundo puesto, a partir de ahí, ya íbamos haciendo nuestros números y sabíamos lo que nos faltaba para ser terceras».

Después de un año sin competir, al no encontrar a una nueva tripulante para completar su 470, para Patricia Reino este Mundial de Snipe junto a Martina le permitió «volver a hacerlo». «Llevo navegando desde los siete años y sólo paré el año pasado; la vela para mí lo es todo, llevo toda la vida navegando, tengo a todos mis amigos aquí, incluso a mi pareja», se sincera.

Su pasión por la vela es compartida por su hermana: «Llevo siendo profesional de este deporte desde el año 2015, empecé con la campaña olímpica siendo todavía juvenil y para nosotras este deporte supone un estilo de vida, porque aunque dejes de navegar en una clase tienes muchas otras para elegir y seguir compitiendo, el que es regatista una vez lo sigue siendo durante toda su vida».

Bajo el manto del Náutico

Ambas hermanas coinciden en la importancia del Real Club Náutico de Gran Canaria en sus éxitos deportivos. Para la mayor de las Reino, «la localización del club es la ideal, Canarias en general está rodeada de mar y viento, por lo que los deportes náuticos siempre se nos van a dar bien; además el club, en cuanto a sus instalaciones deportivas, es uno de los mejores del mundo, tiene un acceso fácil al mar, las condiciones meteorológicas que tenemos todo el año son fantásticas y eso es el caldo de cultivo que permite que salga gente tan buena de aquí».

En su caso, su afición al deporte de la vela no les llega por tradición familiar. Patricia anima a los padres a que le den una oportunidad a este deporte como actividad extraescolar para sus hijos, resaltando que se trata de «un deporte súper completo, que trabaja la parte física y la mental, además de tener un gran ambiente y te da la oportunidad de viajar».