La ronda francesa femenina

Épica femenina en la cumbre del Tourmalet

La neerlandesa Demi Vollering se exhibe de forma majestuosa en el Tour Femmes en una etapa para recordar y se viste de amarillo bajo la niebla de los Pirineos

La neerlandesa Demi Vollering celebra su triunfo en el Tourmalet.

La neerlandesa Demi Vollering celebra su triunfo en el Tourmalet. / JEFF PACHOUD / AFP

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Ni un detalle faltó en la cumbre del Tourmalet para convertir un 29 de julio de 2023 en un día histórico para el

ciclismo

femenino. Épica, niebla, coraje y el anuncio de un relevo en el poder -entre una Demi Vollering, la nueva dominadora, y Annemiek van Vleuten, la estrella derrotada- se alinearon, de repente, en una jornada de increíble dureza y hasta que bien podría ganarse la catalogación de dantesca por el sufrimiento de las que pelearon por la

victoria

y las ciclistas que hacían lo posible para terminar la etapa con luz de día.

A la 1 de la tarde, las corredoras profesionales se concienciaban para sufrir en el Tourmalet en sus hoteles de Toulouse (

Francia

). A la 1 de la tarde, el Tourmalet era una caravana de ciclistas, anónimas todas ellas, las que peleaban consigo mismo para dotar a la montaña de una imagen única y no vista hasta entonces, más mujeres que hombres, todas a golpe de pedal, todas retorciéndose, todas tratando de emular a Vollering, a Van Vleuten y hasta una Ane Santesteban que aguantó con las favoritas hasta que faltaban 6 kilómetros para la cima.

26 años Vollering, uñas pintadas de amarillo como queriendo anunciar que este año sí iba a ganar el Tour, el que se resuelve este domingo en Pau con una contrarreloj de 22 kilómetros, donde Van Vleuten, 40 años, la líder del Movistar, necesitará algo más que su título de campeona olímpica de la especialidad, algo más que un milagro en el cercano Lourdes, para arrebatar a su compatriota neerlandesa el jersey amarillo del Tour.

El sol, a primera hora de la tarde

Lucía el sol a la 1 de la tarde, hacía el justo calor para que las heroínas anónimas se sintieran felices en la conquista femenina del Tourmalet, la primera vez que seis horas más tarde ascenderían las corredoras profesionales con los dorsales oficiales del

Tour de Francia

, y con los mismos uniformes que llevaron sus colegas masculinos a principio de mes en el mismo enclave pirenaico.

A las 7 de la tarde fue cuando Vollering, a falta de 5,6 kilómetros para la cima, puso el Tourmalet patas arriba. La niebla había bajado, las ciclistas anónimas, ahora convertidas en espectadoras al lado de la carrera -sensacional asistencia de público-, debían cubrirse con prendas otoñales para no pasar frío. Sin embargo, las piernas de Vollering lanzaban fuego, una hoguera ciclista en la que poco a poco se iban quemando todas sus rivales. Trató Van Vleuten de seguirla, pero no pudo, la revolución al poder, 14 años menos en el pasaporte de Vollering, paisanas, que no quiere decir amigas, las que no se pusieron de acuerdo bajando el Aspin para irse en solitario, entre una Van Vleuten nerviosa y una Vollering con paciencia, el arte de la ciencia… y del ciclismo, que las prisas nunca son buenas.

Llegan a La Mongie

En La Mongie, la estación de esquí del Tourmalet, a la 1 de la tarde, centenares de caravanistas ensayaban sus gargantas, como si se preparasen para la función principal. Aplaudían y daban ánimos a las cicloturistas en el lugar más duro de la ascensión, donde sólo se piensa en una cosa cuando se circula sobre una bici y da igual que sea un profesional que un cicloturista: hay que llegar arriba, quedan 4 kilómetros y el Tourmalet parece una pared que nunca se acaba, como una ascensión hacia el mismísimo cielo.

 A las 7 de la tarde costaba identificar a las corredoras, había que animar a las líderes y hasta dar, algo más tarde, algún discreto empujón a las que vivían un auténtico martirio sobre la bici a más de media hora de Vollering, ascendiendo con la ayuda de los focos de los coches auxiliares. Vollering, sin frenos, con furia, sólo hacía que ganar segundos que enseguida se convertían en minutos. 1,58 minutos sacó a la polaca Katarzyna Niewiadoma, tercera el año pasado, y la friolera de 2,34 minutos a Van Vleuten, en el relevo de la campeona, de la mejor ciclista de todos los tiempos.

Las mujeres llegaban una a una, mejor no pensar que este domingo hay programada una contrarreloj de 22 kilómetros que debe convertirse en un festival hacia la gloria de Vollering, para ganar el Tour que se le escapó el año pasado. Fue entonces cuando ganó Van Vleuten, la dominadora mundial, la vencedora en este 2023 de la Vuelta y el Giro, y la ciclista que ha logrado poner al equipo español del Movistar en la élite del ciclismo mundial, dos victorias de etapa llevan en este Tour Femmes que en el Tourmalet se cubrió de épica y niebla en una etapa tan dura como fantástica.

Evenepoel, en San Sebastián

En la Clásica de San Sebastián, victoria de Remco Evenepoel, la tercera que logra en la carrera vasca, un triunfo con el que evidencia que llega a la Vuelta, donde se enfrentará a Jonas Vingegaard, Primoz Roglic, Geraint Thomas, Juan Ayuso y Enric Mas, entre otros, en un estado de forma sensacional. Evenepoel ya ganó la Vuelta en 2022. En San Sebastián sólo pudo seguirlo Pello Bilbao, al que derrotó el corredor flamenco y campeón del mundo en el esprint final.