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Tras el final de Shogun, series bajo el síndrome del gaijin

La ficción nos ha dejado historias muy variadas sobre gaijins que han tratado de adaptarse a la cultura nipona

Imagen del cartel de la nueva versión de Shogun, uno de los éxitos del año de Disney.

Imagen del cartel de la nueva versión de Shogun, uno de los éxitos del año de Disney. / INFORMACIÓN

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ PERALLÓN

Disney ha encontrado con Shogun una de sus series estrella de este año. Creada para FX, es una deslumbrante superproducción con katanas, samuráis y luchas de poder en el Japón feudal y que vemos a través de los ojos de John Blackthorne, un marinero británico que naufraga en las costas del imperio del Sol Naciente. La figura del protagonista nos recuerda que en ese país no siempre ha sido bien visto lo que venía de fuera y que incluso hay una palabra que puede usarse de manera despectiva para referirse al extranjero: gaijin. La ficción nos ha dejado historias muy variadas sobre gaijins que han tratado de adaptarse a la cultura nipona y en los últimos meses son varias las series que nos han recuperado esta figura. Este listado es otra manera de acercarse a las series asiáticas que de aquí a unos años barren en audiencias por todo el mundo.

Shogun es una puesta al día de otro clásico de la televisión, que arrasó a comienzos de los 80 años en España y que contaba con Richard Chamberlain en el papel del marinero inglés. Para esta nueva versión, ya no gira todo en torno al personaje occidental, que ahora interpreta Cosmo Jarvis. El nuevo Blackthorne muchas veces no deja de ser otra cosa más que un espectador de unos hechos en los que apenas tiene intervención. En un mundo globalizado, donde esta serie está dirigida a espectadores de cualquier país, se ha puesto especial mimo en recrear el Japón de aquella época. Una buena parte del metraje es en japonés con subtítulos, lo que nos ayuda a meternos en la historia desde los ojos de Blackthorne y su inmersión en la cultura nipona. Algo que hizo hace unos años Kevin Costner en Bailando con lobos. Inicialmente, el recién llegado ve a los habitantes del nuevo país como un atajo de bárbaros, del mismo modo que ellos también le ven a él.

El otro gran protagonista de la serie es Yoshii Toranaga, el señor feudal que apadrina a Blackthorne tras su abrupta llegada y con el que espera contar con un aliado para atajar las conspiraciones que se ciernen sobre él. Interpretado por el veterano actor japonés Hiroyuki Sanada, al que hemos visto en multitud de títulos, el personaje rebosa carisma y parece un Edward James Olmos oriental con el que sabes que los planes van a ir bien. A lo largo de la serie vamos comprobando lo retorcido de sus maquinaciones, donde siempre tiene prevista cuál va a ser la reacción de sus enemigos y cómo hacer que ellos solos se encierren en la jaula. Aunque para ello tenga que sacrificar a quien haga falta. Tras el final de la serie, que adapta la novela de James Clavell, la trama del libro queda totalmente contada, pero aquellos que conocen la historia saben que hay muchas más cosas que conocer sobre el mandato de Toranaga. Por este motivo, el rodaje de una segunda temporada no sería nada descabellado, dado el éxito que ha alcanzado y que hoy por hoy las miniseries dejan de serlo en cuanto consiguen audiencias masivas.

Pocos meses antes del éxito de Shogun, Netflixestrenaba una serie de animación ambientada en la misma época: Samurái de ojos azules. Una historia de venganza, en la que su protagonista, Mizu, busca a los únicos cuatro hombres blancos que estaban en Japón cuando su madre fue violada, consciente de que uno de ellos es su padre. La herencia familiar que le ha quedado son unos llamativos ojos azules y que delatan su origen extranjero en un país que tenía sus fronteras cerradas a cal y canto ante cualquier tipo de influencia exterior. Las escenas de lucha nos recuerdan al Kill Bill de Tarantino y tienen una gran espectacularidad. La historia va creciendo y se va haciendo cada vez más épica hasta dejarnos todo preparado para una segunda temporada en la que parece que tendremos un cambio de escenario.

Tokyo Vice está basada en las memorias de Jake Adelstein, el primer periodista estadounidense en trabajar para un diario japonés de tirada nacional, logrando desde la sección de sucesos adentrarse en el mundo criminal de Tokyo durante los años 90, con fuentes tanto en la Policía como dentro de la propia yakuza japonesa. Encarnado por el galán de la nueva West Side Story de Steven SpielbergAnsel Elgort, Adelstein sufre como extranjero un cierto rechazo a causa de sus orígenes, aunque a diferencia de Shogun quizá la serie se centra demasiado en su personaje. Aquí cambiamos a los samuráis por la yakuza japonesa, que al igual que aquellos también se rigen por un código de honor y cuentan con una estricta jerarquía interna. El título de la serie nos evoca al de otro éxito televisivo de los ochenta, Miami Vice (traducida en España como Corrupción en Miami), algo que no es casual, sino que se debe a que cuenta en las labores de producción con el creador de aquella, Michael Mann, cineasta que además dirige el espectacular episodio piloto. La segunda temporada ha tardado un poco más de lo que pensábamos y acaba de finalizar en HBO Max. Aunque todas las tramas parecen haber quedado resueltas, por el camino nos han dejado las suficientes semillas que podrían germinar en una tercera entrega.

No todas las historias de gaijins tienen por qué estar interpretadas por personajes occidentales. Hace una par de años, Apple nos trajo Pachinko, la historia de una familia surcoreana que durante la invasión de su país en los años 30 se vio obligada a emigrar a Japón, el país de sus ocupantes. Pachinko es un drama intimista en el que se repasa la historia de distintas generaciones de una familia coreana que huyó en busca de una vida mejor y que ha ayudado a conocer una parte de la historia no muy conocida en esta parte del mundo. La segunda temporada está todavía pendiente de estreno, aunque algunos medios la sitúan a lo largo de este 2024.

Seguramente habrá quien vea un sacrilegio incluir en este listado a Warrior, dado que los protagonistas no son japoneses, sino un grupo de inmigrantes chinos afincados en Estados Unidos en el siglo XIX. La inclusión se debe a ofrecer otro título donde protagonistas asiáticos pueden ser gaijins en otras partes del mundo. Esta serie fue concebida en su día por el mismísimo Bruce Lee y que ha sido desarrollada por su hija Shannon Lee, así como el director de varias de las entregas de la saga The Fast and The Furious Justin Lin, a partir de los bocetos e ideas que dejó escritas la estrella de las artes marciales antes de su prematura muerte.

La serie fue cancelada por HBO Max tras su tercera temporada el pasado verano, pero muchos no la dan por enterrada ahora que acaba de ser incorporada al catálogo de Netflix, donde ha tenido unos índices de audiencia más que aceptables que han despertado de nuevo el interés por la trama. La serie podría ser una especie de Peaky Blinders asiático, ambientada en la ciudad de San Francisco en la década de 1880. Los inmigrantes chinos son poco menos que nada a ojos de las autoridades locales y las tríadas asentadas en la ciudad marcan sus propias normas para sus paisanos. El protagonista es Ah Sahm, un inmigrante chino de origen estadounidense y experto en artes marciales que llega a la ciudad buscando a su hermana. Allí se verá envuelto en la guerra de bandas por el dominio de Chinatown.

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