Gemma Mengual y Andrea Fuentes, estrellas

La 5a Gala Valores del Deporte que organiza Sport hizo posible el reencuentro

Juntas consiguieron la gloria deportiva pero, sobre todo, gracias a la natación sincronizada aprendieron lo que es el esfuerzo y el sacrificio

Gemma Mengual y Andrea Fuentes en la Gala Valores de SPORT

Gemma Mengual y Andrea Fuentes en la Gala Valores de SPORT / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Mensajes cruzados semanas antes de la gala que iba a reunirlas. Andrea, emocionada, le preguntaba a Gemma día y hora de llegada a Madrid. “Vendré con mi madre”, le decía Fuentes a Mengual. Una progenitora que lloraba escuchando las palabras de su hija desde el escenario. “Gracias por educarme para ser lo que soy hoy”. Porque la seleccionadora de natación sincronizada de USA y ayer campeona olímpica, recibió de manos de Sport el Premio Valores Extraordinario por una acción que dio la vuelta al mundo. Cuando Anita, una de sus nadadoras, perdió el conocimiento en plena competición, ella se lanzó a la piscina para rescatarla.
No lo pensó. Porque en su disco duro “está lo que yo considero que es un equipo: una red que te recoge y te protege. Cuando yo estaba en la élite, tuve claro que ese era uno de los valores principales. Cierto es que compites por un puesto. Pero compartes tantas horas, tantas vivencias y tanto aprendizaje que se convierten en tu gente. Y esa gente es por la que lo das todo”.
A Gemma se le saltaban las lágrimas en la platea. Andrea es su amiga, su compañera y esa mujer “con las ideas muy claras, tan ella, tan trabajadora, tan auténtica…” Seis años las separan pero muchas experiencias deportivas y personales las unen. “Nos encontramos en 2007 -explica Mengual- y me llamó la atención su capacidad de aprendizaje. Era rápida. Destacaba por las ganas que tenía de aprender. Ella era más dinámica, no tan plástica como yo. Y eso sumó. Nos centramos en ser un dúo potente y, con nuestro sello, aproximarnos a las rusas”. Medallas después, la admira “por su capacidad de reinventarse y por su esfuerzo como entrenadora de una selección con unas condiciones complejas que son muy distintas a las de aquí. Cuando pasó lo de Anita sufrí por ella y aún la admiré más”.
Andrea Fuentes quizá fue la menos mediática de las nadadoras mediáticas de su época en la natación sincronizada. Pero su gesto como entrenadora, salvándole la vida a una de sus pupilas, vale más que cualquier medalla. De ahí el premio recibido y, como consecuencia, un discurso que removió a todos los asistentes. “Los deportistas y entrenadores somos una extensión de lo que enseñamos pero, sobre todo, de nuestros actos y no de nuestras palabras. El deporte tiene una misión en la sociedad que va más allá del entretenimiento. Hay resiliencia, hay equipo, hay auto-conocimiento, hay cooperación y hay ganas de crecer”.
Ello lo hizo junto a Gemma, que “era la musa y el espejo de nuestra generación. Cuando me dijeron que iba a formar dúo con ella, flipé. Pero lo que más me llenó fue su humildad, que ha conservado y multiplicado hasta hoy. No he visto a nadie con este talento en nuestro deporte que mantenga el mismo nivel de sencillez y humanidad. Siempre ha sido la misma. El éxito no la ha cambiado. Al contrario: la ha mantenido con los pies en el suelo. Era mi ídolo. Me lo hizo fácil. No la cambiaria por nadie en el mundo. Fue clave para que yo disfrutase del mundo del deporte”.
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