Competir sin sentirse los pies

Hay ligas que ya han entregado el título, han bajado la persiana y que esperarán encerradas en casa a que pase el invierno

Las temperaturas impiden practicar deporte al aire libre y, por ello, estos torneos funcionan al revés del resto de la Europa occidental

Algunas ligas ya han terminado antes de la temible llegada del frío

Algunas ligas ya han terminado antes de la temible llegada del frío / Getty Images

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Las grandes ligas europeas están entrando en su recta final. En la parte más decisiva del campeonato. Se han jugado prácticamente las primeras vueltas y queda, tras el parón navideño, una segunda parte de la temporada en la que todo lo que está en juego se va definiendo. Volverá la Champions League, arrancará la fase de eliminatorias de la Europa League y los torneos nacionales buscarán a su campeón, aquel que levantará el título entre los meses de abril y mayo. Luego, parón temporal a inicios del verano y vuelta al ruedo esperando un Mundial que se disputará en diciembre por primera vez en la historia.

Hay ligas, sin embargo, que ya han entregado el título, han bajado la persiana y que esperarán encerradas en casa a que pase el invierno para volver a sacar el balón al césped. Los países nórdicos no compiten durante los meses de más frío. Las temperaturas impiden practicar deporte al aire libre y, por ello, estos torneos funcionan al revés del resto de la Europa occidental.

Las ligas sueca, finlandesa, noruega e islandesa ya han terminado y volverán a arrancar en primavera tras superar el gélido invierno que ya les empieza a acechar. El Malmö se ha llevado la Allsvenskan, el Helsinki ha levantado la Veikkausliiga y el Bodo/ Glimt ha sumado su segundo título en la Eliteserien.

“El día que nos proclamamos campeones, en la última jornada, hacía mucho frío”, explica para Sport Dossier el defensa colombiano del HJK Helsinki Luis Murillo, flamante campeón de la liga finlandesa. "Jugamos contra el KuPs en Kuopio y estábamos a dos grados bajo cero”, dice el central, que suma cuatro temporadas en la Veikkausliiga. “Me llaman iceman”, cuenta. “Me acostumbré tanto que soy de las pocas personas que hace la recuperación con hielo. Soy raro, porque ni los finlandeses lo hacen. Ellos se meten en la sauna”, comenta Murillo, que en pocos días se irá a su Colombia natal para disfrutar de las vacaciones.

Unas temperaturas heladas

En invierno, las temperaturas en el norte de Finlandia, Suecia, Noruega y en toda Islandia pueden llegar a rozar los 45 grados negativos. En el sur, el clima es menos agresivo, pero la sensación térmica y la nieve, presente durante más de cuatro meses, impiden jugar al fútbol de manera relajada.

“Por mucho que el cuerpo quiera, no se calienta bien”, reconoce Murillo. En estas épocas, muchos de los equipos profesionales en los países nórdicos entrenan bajo techo. Sobre todo, los situados en el centro y en el norte. La mayoría de ellos disponen de instalaciones perfectamente preparadas para practicar el deporte en condiciones saludables.

“Se entrena en campos de una calidad no tan perfecta, pero se está dentro y no hace tanto frío. En Kuopio o Seinäjoki siempre entrenan en campo interior con calefacción. Si no tuvieran esas instalaciones no podrían entrenar”, explica el central colombiano.

Un compatriota suyo también jugó en uno de los países nórdicos. Pero lo hizo durante los 2000, sin tanta tecnología y sin que las infraestructuras modernas hubieran llegado al fútbol profesional. Sebastián Bojassen, nacido en Suecia pero de padres colombianos, vivió en el país escandinavo hasta los 31 años.

“El frío era terrible. Me levantaba por la mañana, abría la ventana y medía cuántos centímetros de nieve había. Así sabía si la cancha estaría bien o mal”, explica el excentrocampista a Sport Dossier.

Bojassen, que vistió durante diez temporadas la camiseta del Hammarby, recuerda –ahora con una sonrisa– las terribles condiciones con las que iba a entrenar cuando las temperaturas empezaban a descender: “Un balonazo en la cara, no lo sentías. Parecía un tortazo, pero cuando llegabas al vestuario empezabas a sentir ardor, te salía una mancha y te quedaba una marca tremenda en la cara. En las duchas, cuando te caía el agua caliente encima era horrible, te quemaba”.

Pretemporadas indoor

Si la temporada regular en estas ligas empieza entre marzo y abril, las fases de preparación tienen que celebrarse en enero y febrero. Son los dos peores meses del invierno. Las temperaturas caen en picado y las condiciones climatológicas convierten la práctica del fútbol en todo un reto para el cuerpo.

“Se lesionó Jair, el brasileño. Se quiso dar la vuelta y se perjudicó el abductor. Esto es porque el cuerpo no se calienta lo suficiente”, reconoce Murillo, el central colombiano del Helsinki. Para los futbolistas que están acostumbrados al sol y a temperaturas agradables, llegar a Finlandia, Suecia o Noruega es un choque considerable. “Muchos extranjeros se asustan”, explica Bojassen.

“Siempre he pensado en los latinoamericanos y africanos que llegan en la pretemporada de enero y febrero. Es un golpe muy fuerte. Llegan tapados de ropa, no saben manejarse en este clima y se desaniman”, comenta el suecocolombiano, que remarca la importancia de saber asumir psicológicamente un cambio de vida tan radical: “No es solamente la nieve, es la oscuridad. En los países nórdicos no hay sol. Eso afecta mucho. Oscuridad, nieve y frío. Si no estás acostumbrado, es muy duro”.

Muchos extranjeros llegan a estos territorios y, como solución al frío, se llenan de capas de ropa. Para Sebastián Bojassen, taparse no es suficiente. Hay que saber regular el cuerpo, saber vestirse y saber respirar. “Aquí sabemos conservar el calor y respirar bien. Si respiras muy fuerte te congelas. Si sudas, no te puedes quitar la gorra, es un choque fuerte contra el cuerpo”, ilustra el exjugador del Hammarby

¿Y la europea?

Esta temporada, el Bodo/Glimt se ha vuelto a proclamar campeón de Noruega. Lo ha hecho por segunda vez consecutiva tras levantar, el año pasado, el primer título de liga de su historia. Los de Kjetil Knutsen, incluso, competirán por estar entre los 16 mejores equipos de la Conference League. Ubicados justo al norte del círculo polar ártico, le endosaron seis goles a la Roma de Mourinho y lucharán por estar en octavos de final.

Por lo tanto, en febrero el Bodo/Glimt seguirá compitiendo en plena ola gélida. “A nivel de instalaciones, están súper preparados”, anota para Sport Dossier el andorrano Marc Vales. El central del Sandefjord noruego intenta tranquilizar a aquellos que piensen que visitar el Aspmyra Stadion en febrero va a ser terrible: “Estos equipos tienen las condiciones para aceptar este tipo de partidos en época invernal. Además, acostumbra a ser solamente un partido. El Bodo/Glimt está preparadísimo. Si nieva, en un momento con las máquinas y la calefacción te la quitan. El estadio está perfecto”.

Sin tiempo para descansar, el Bodo/ Glimt tiene que entrar en calor rápido para poder disputar en plenas condiciones las eliminatorias de la competición europea. “Si tienen la suerte de jugar en Europa, las vacaciones las hacen cuando pueden. Semanas sueltas y poco más. Estos equipos suelen competir durante todo el año”, explica Vales, que no ve a demasiados equipos nórdicos con nivel suficiente para llegar a esas fases: “Equipos que realmente toquen Europa y tengan opciones de pasar la fase de grupos, en el norte hay pocos. En Islandia no veo un equipo haciendo una gran competición europea. En Suecia, Noruega y Finlandia podría haber equipos más interesantes, pero son pocos”.