Un agónico gol de Morata impulsa a España a la Final Four de la Nations

La selección jugará la final a cuatro tras imponerse en Braga con un gol en el minuto 88

Los cambios de Luis Enrique refrescaron al equipo, que firmó una victoria épica ante una de las mejores selecciones de Europa

Portugal - España | Gol de Álvaro Morata

Morata marcó en el minuto 87 el tanto de la victoria para España frente a Portugal en la Nations League / COPE

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Cuando parecía resignarse a un empate sin goles, España sacó el coraje. Se agarró a última hora a una victoria de un prestigio extraordinario, ante Portugal en Braga: el triunfo no solo impulsa a la Roja a la final de la Nations. También sirve para ganar confianza y capacidad competitiva a menos de dos meses del Mundial.

Portugal - España

Nations League

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Alineaciones
Portugal
Diogo Costa; João Cancelo, Danilo, Rúben Dias, Nuno Mendes, Rúben Neves (Joao Felix, 90'+2) William Carvalho (Leao, 77'), Bruno Fernandes, Bernardo Silva (Joao Mario, 72'), Cristiano Ronaldo (c) y Diogo Jota (Vitinha, 77').
España
Unai Simón, Carvajal, Pau Torres, Guillamón (Busquets, 45'), Gayà, Rodri, Soler (Pedri, 59'), Koke (c) (Gavi, 59'), Ferran Torres (Nico Williams, 72'), Sarabia (Yéremi Pino, 59) y Morata.

Los jugadores y el cuerpo técnico de Luis Enrique lo celebraron como si fuese un título: no era para menos. España había masticado el partido una y otra vez, intentando filtrarse en la contundente muralla, pero sin suerte. Hasta que en el minuto 88, una gran acción colectiva permitió a Morata verse solo en boca de gol. Embocó el madrileño y España fue un éxtasis en el estadio de Braga, un recinto excavado entre rocas que asistió a una victoria épica del bloque de Luis Enrique.

Poco detalles hacían presagiar un desenlace así: España no cuajó un partido especialmente brillante en Braga. Pero supo competir. Se defendió cuando tocaba, con un excelente Unai Simón, impecable en todas sus intervenciones. Llevó la batuta del juego y buscó una y otra vez la manera de abrir el campo para acercarse a la meta de Diogo Costa.

No lo tuvo nada fácil. Era un dominio más territorial que real, sin grandes apuros para el meta luso. Con Rodri al mando como pivote, España movió la pelota de un costado a otro, pero fue un equipo demasiado horizontal. No desbordaban los extremos, ni Ferran Torres por la derecha ni Sarabia por la derecha, y Morata vivía aislado.

Fue precisamente Morata, en un sufrida pelea con Rúben Dias y Danilo, quien logró pescar un balón muerto en el minuto 7: lo cedió a Sarabia, que se incorporaba desde la segunda línea dispuesto a marcar, pero su remate de primeras lo rechazó Diogo Costa sin demasiados sudores.

Primeros pitos

A España le convenía tener el balón y Portugal demostró que le servía el empate. El partido entró en una fase de sopor. Hasta el público de Braga se contagió: empezaron a escucharse pitos al cuarto de hora de juego. Los dos equipos los merecían: España, por ser un equipo demasiado plano. Portugal, por falto de ambición.

Los lusos se abonaron descaradamente al contragolpe: tienen jugadores para hacerlo, más allá de un Cristiano Ronaldo al que ya le acompaña la inevitable etiqueta de crepuscular. Sigue siendo un jugador extraordinario, pero no es aquel caballo desbocado que resolvía partidos en un abrir y cerrar de ojos.

A cambio, Portugal es ahora un equipo más coral: tiene a Bernardo Silva, que se mueve como los ángeles entre líneas. O a Diogo Jota, trabajador incansable y delantero talentoso. Fue precisamente Diogo Jota el que firmó la acción con más peligro de la primera parte, cuando se sacó de la manga un remate cruzado que Unai Simón resolvió con un paradón.

España, demasiado plana

Mientras la selección española parecía masticar sus planes, intentando penetrar en la muralla portuguesa, tan compacta como la piedra que flanquea el estadio, Portugal se adaptó perfectamente a un guion más sencillo: contraataques y disparon de media distancia. También lo intentó Bruno Fernandes, al filo del descanso, pero su disparo salió desviado.

Ya en la reanudación, el partido se agitó. Luis Enrique dio entrada a Busquets y retrasó a Rodri a la posición de central. Portugal olió la sangre y se lanzó al ataque sin red. La tuvo Cristiano, escorado ante Unai Simón, pero el portero vasco fue bien al suelo para repeler el remate.

Pedri, Gavi y Yéremi; a escena

España supo enfriar el 'calentón' de Portugal, pero no respondió con la misma contundencia. Por eso Luis Enrique apostó por un triple cambio: entraron Pedri, Gavi y Yéremi Pino, en busca de más creatividad en la medular y de un poco más de picante en ataque.

Cristiano la tuvo ante Unai Simón, pero cuando intentó controlar el balón, Gayà se le anticipó: el luso no hubiera fallado una acción así hace cinco años.

La última bala de Luis Enrique fue Nico Williams, a la postre decisivo. El del Athletic, pura efervescencia, animó el ataque de España.

Después de que Morata lo intentase con un disparo lejano, bien repelido por Diogo Costa, daba la sensación de que el partido se encaminaba hacia el empate sin goles, pero España demostró que sabe competir hasta el último suspiro.

Éxtasis en el minuto 88

Gavi merodeó por la banda derecha y colgó el balón al segundo palo. Allí no apareció un central portugués, como había sido costumbre, sino la cabeza de Nico Williams, que dejó el balón regalado a Morata. El madrileño marcó a placer y el banquillo de España estalló.

Corría el minuto 88. Solo hubo que aguantar un par de empujones sin demasiada precisión de Portugal y esperar al pitido final. España demostró que nunca se rinde: estará en la final de la Nations.