Un momento histórico

El éxito está en la fórmula

Los triunfos de las selecciones españolas son el premio a un trabajo bien hecho puesto al servicio de la mejor generación de jugadores de la historia

Manuel Moreno

No es un milagro. No se consiguen por casualidad 44 medallas en una década cuando en los 70 años anteriores de historia apenas se han logrado media docena. Cuando Juan Carlos Navarro levanta en Kaunas la copa que acredita al basket español como el mejor de Europa sólo está ofreciendo la imagen del amplio equipo que lo ha hecho posible. “El jugador es nuestro referente. La táctica y todo lo demás debe estar al servicio del jugador”, define Ángel Palmi lo que podría ser la filosofía del llamado médoto FEB, la fórmula del éxito. La clave de que el basket sera un referente mundial.

Palmi es el Director Deportivo de la Federación Española, el primer referente de la línea que marca José Luis Sáez, el presidente que revolucionó las estructuras federativas. Sáez entró como vicepresidente en 1998 cuando mandaba Ernesto Segura de Luna, al que reemplazó en el 2004. Todo cambió desde entonces. Las cinco medallas en los últimos seis años de la selección absoluta masculina son el ejemplo de las cosas bien hechas. A la confirmación de los llamados 'juniors de oro' (campeones del mundo en 1999) le ha seguido en paralelo un trabajo impecable. A la calidad de Pau Gasol, Navarro, Reyes o Calderón -que no estuvo en aquella cita por lesión- le ha acompañado una seria planificación. Palmi comenzó en 1994, después del caótico Mundial de Toronto en el que se perdió con China. “Los primeros años -explica- buscábamos el jugador de talento, pero el talento no se fabrica. Podemos detectarlo, hacérselo ver y que lo ponga en práctica. Hay que darle las condiciones adecuadas; lo que no puede ser es que a un pianista le hagamos tocar la trompeta”. Con el jugador como punto de referencia -“deben aprender el oficio y se convierten en artistas como los grandes músicos o pintores, que transmiten ilusiones y te hacen vivir momentos especiales. A Navarro lo descubrimos en Lanzarote cuando era infantil, sólo había esperar que se hiciera mayor; Pau lo aprendió más tarde”- se pone en marcha la maquinaria que ha dispuesto la Española.

Se controla a los jugadores desde los 12 años, en contacto con los clubs y, sobre todo, con las federaciones autonómicas. Desde las selecciones sub 12 hasta las séniors hay 370 jugadores controlados. Con foto y todos los detalles técnicos en una ficha que es el resumen de múltiples informes. “Lo que se les pide es lo que ellos saben hacer y tratamos de mejorar su rendimiento pactando con los jugadores y los clubs desde la sub 16 a las sub 20, lo que nos lleva a una armonización en todas las categorias”, explica el Director Deportivo. Saéz es el encargado de generar los máximos recursos posibles -“mi trabajo es obtenerlos y ponerlos a disposición de la estructura deportiva”, dice el presidente- y Palmi, de administrarlos.

Dirige un amplio equipo. 18 grupos que agrupan 162 personas. Hay una comisión biomédica (20 médicos, 20 preparadores físicos y 20 fisioterapeutas) que se reunen periódicamente y una comisión de seguimiento y tutoría formada por seis exjugadores. Anna Junyer y Jaume Comas se encargan de los bases, Manuel Aller y Rosa Sánchez de los aleros y Betty Cebrián y Juan Antonio Orenga, de los aleros. “Ellos están todo el año centrados con los jugadores y los clubs, pendientes de cualquier problema técnico o de si un jugador engorda o adelgaza. Yo creo que eso no lo hace nadie, somos el único país que tiene una estructura así”, explica Palmi. El crecimiento del área tecnológica -fruto del aumento de recursos- ha sido decisivo para unificar criterios y armonizar selecciones, lo que permitió a una jugadora saltar de la sub 19 a la sub 18 sin ningún entrenamiento. “Si el presidente no generara esos medios sería imposible hacer el trabajo, pero él también es entrenador de baloncesto y lo entiende mejor que nadie”.

LA SELECCIÓN ABSOLUTA

La filosofía se mantiene en la selección grande aunque, evidentemente, hay diferencias. “No le enviamos ni al Barça ni a los Lakers informes de sus jugadores”, explica Palmi. Pero sí hay control biomédico y técnico de una veintena de jugadores que son seguidos por los técnicos federativos durante toda la temporada. El seleccionador interviene después, la comisión le entrega los expedientes y pasa a tener el máximo protagonismo. En este caso Sergio Scariolo puede disponer de la captura de imagénes de todos los jugadores seleccionables porque un equipo de seis personas han realizado ese trabajo. “Hay un guión, como en cualquier obra de teatro, una historia, un objetivo -señala Palmi- y los actores se saben el papel, pero hay una forma de interpretar que no se puede explicar porque todos no son de la misma escuela, pero todo les debe facilitar el lucimiento”.

Con nueve medallas en este verano y 44 en la última década, el futuro no puede ser más que un nuevo reto. “Hay que olvidarnos de las medallas y volver a comenzar. Esto es como un partida de ajedrez”, señala el Director Técnico, que sigue apostando por el grupo. “Estos jugadores sienten la selección como algo propio y estarán mientras su cuerpo y su cabeza se lo permita”. Y hay relevo porque muchos de los actuales aún tienen un largo recorrido y porque llegan otros con un referente claro. “Esperamos que Mirotic e Ibaka pueden jugar juntos y ahí están Rabaseda, Franch, Sastre...”, apunta, optimista, Palmi porque sabe que el éxito radica en la fórmula FEB, la que ha convertido al basket español en el referente mundial. De perdedor eterno a envidiado. El resultado de un trabajo bien hecho.