El punto en el que se encuentra el Barça

Aleñá, en el partido ante el Alavés

Aleñá, en el partido ante el Alavés / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Tras el regalo imprevisto del Madrid, el Barça cierra el año sin euforias pero tampoco dramatismos, líder en LaLiga en solitario y clasificado para los octavos de la Champions. Los números son más que buenos aunque el juego es plano y casi burocrático. Ahora mismo el barcelonismo está en un punto muerto, en el que el equipo no da argumentos para dar rienda a suelta a sus sueños.

Si el culé medio tuviera que hacer una apuesta, posiblemente dictaminaría que este Barça, a día de hoy, está para volver a repetir como campeón de LaLiga pero ofrece pocas garantías de ganar la Champions, la competición más deseada desde hace años.

En el fútbol las sensaciones cambian de la noche a la mañana, pero ahora mismo las expectativas transitan en zona de nadie, a la espera de que el equipo ofrezca argumentos más allá de Messi y de la suma de unas cuantas individualidades: el gol y la fiabilidad de Suárez, la integración de Griezmann, el carácter de Piqué o la solvencia de Ter Stegen, todos notables cogidos individualmente, pero sin terminar de cuajar en un equipo que transmita el entusiasmo y la energía necesarias para imponerse en Europa.

Porque después de cuatro meses de competición, el Barça de Valverde ofrece un patrón muy parecido al de la pasada temporada: es capaz, como demostró el sábado contra el Alavés, de arrasar sin ni siquiera despeinarse a los equipos medios o pequeños, con los que se basta de Messi y del ecosistema que lo rodea. Sufre además desconexiones que lo llevan a perder puntos imperdonables, pero su punto débil se manifiesta contra los equipos grandes, contra los que tiene dificultades cada vez mayores.

La angustiante languidez que el equipo mostró en el clásico, más o menos la misma que se vio en el Wanda o en casa ante el Inter, parecen réplicas lejanas del monumental desmayo en Anfield, que a su vez era un calco del de Roma un año antes. Este es el punto en el que se encuentra el Barça ahora mismo. O Valverde pone una marcha más a este colectivo tras las vacaciones, o el culé seguirá sin terminar de ilusionarse.