TRIPLES

Lo peor son las sensaciones

Al Barça le faltó alma en Estambul y así es difícil ganar en la Euroliga

Al Barça le faltó alma en Estambul y así es difícil ganar en la Euroliga / sport

Xavi Martínez Olivar

Xavi Martínez Olivar

En el mundo del deporte se puede jugar mejor o peor, ganar o perder. Sin embargo, es una realidad palmaria que sin actitud no se va a ninguna parte. La conclusión más negativa de la nueva derrota del Barça Lassa en Euroliga -la tercera consecutiva- no es el KO en sí, sino las preocupantes sensaciones que transmitió el colectivo de Bartzokas.

No se puede aspirar a ganar a ningún equipo -el Galatasaray es un conjunto correctito pero poco más- sin espíritu de lucha, dejándose capturar los rebotes en la cara y atacando sin ideas como si fuera un partido de pretemporada. Sólo el talento de Rice -que es muy bueno pero no puede hacerlo todo- y la brega de Dorsey se salvaron en un Barça que mostró un perfil plano. Y no es la primera vez.

Cierto es que desde que se inició la temporada no han dejado de caer jugadores lesionados -en Estambul por cierto reaparecieron Claver y Doellman-. Y que cuando el equipo esté casi al completo (Lawal aún tiene para tiempo y a Ribas no se le espera) junto a algún fichaje más que debe llegar sí o sí, este Barça debería ir para arriba pese a sus ya conocidos déficits estructurales.

Pero todo ello no puede servir de excusa para explicar las malas vibraciones que transmitió en el 'Abdi Ipekci' el mismo Barça que en la jornada anterior, no lo olvidemos, fue masacrado por el Madrid en el Palau...y que venía de sucumbir en la pista del Olympiacos en otro choque para olvidar.

Estamos en noviembre y aún quedan muchos meses de competición. Por eso, ahora que aún estamos a tiempo, la plantilla debería hacer un examen de conciencia y cambiar el registro. Hay que sacar el orgullo y dar la cara en la pista aunque las fuerzas vayan justas y muchos jugadores estén tocados a nivel físico.

Georgios Bartzokas está demostrando mucha paciencia. Es consciente del escenario atípico que se vive en este inicio de temporada, pero no volverá a tolerar que su equipo baje los brazos. La solución está en manos de la plantilla.