Las peligrosas rotaciones de Xavi

Mallorca - Barcelona

Mallorca - Barcelona

Joan Vehils

Joan Vehils

Lo que intentó Xavi en Mallorca es fantástico cuando sale bien, pero tiene tanto riesgo que no compensa. Sobre todo, a inicios de temporada. Las rotaciones favorecen la competitividad entre futbolistas y sirven, también, para dar descanso a los que van más cargados de piernas. Sin embargo, cuando un equipo todavía está en construcción, con pocos partidos a las espaldas, con nuevos fichajes y repleto de jóvenes futbolistas es mejor asegurar que jugar con fuego. Prescindir de inicio de Koundé y Lewandowski, sabiendo que De Jong no podía jugar por lesión es renunciar a la columna vertebral de este equipo. Y, eso, es renunciar a mucho.

Araujo no es dudoso, pero poner a su lado a otro futbolista falto de ritmo debilita a una defensa que nada tiene que ver con la del año pasado. En los siete partidos que llevamos de Liga el Barça ya han encajado ocho goles. Los mismos que en las 25 primeras jornadas de la pasada temporada. Un dato que no puede pasar por alto y que debe poner en alerta al cuerpo técnico.

Nadie podrá discutir la intensidad y la actitud de este equipo o el atrevimiento de Xavi, pero todavía hay mucha diferencia de rendimiento y efectividad entre cada uno de los futbolistas del Barça. A Íñigo Martínez le falta rodaje y Oriol Romeu ha perdido esa batuta heredada de Busquets que tan bien había manejado hasta ahora. Nada que decir de Ter Stegen que está en su derecho de errar, pero cuando se acumulan tantos fallos es ponérselo muy fácil al rival.

En Mallorca solo apareció y poco el talento de Joao Felix y Raphinha. Poco más hasta que entraron Lamine y Fermín. Con ellos, con su frescura y talento, parecía factible repetir la hazaña vivida en Montjuic contra el Celta, pero el fútbol algunas veces es justo. Ayer lo fue. El Barça jugó mal y cometió más errores que el Mallorca. Así es imposible ganar.