El Mundial de Qatar y Leo ya son leyenda

Messi

Messi / Agencias

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Final épica. Y con el mejor colofón posible: buen juego, resultado abultado y un Messi recibiendo el justo premio a una trayectoria inigualable. Una final histórica. Vayamos al inicio: lección táctica en toda regla de Scaloni a Deschamps. La entrada de Di María, que estuvo espléndido hasta que fundió el físico, fue la punta de lanza de un planteamiento que otorgó una superioridad notable de Argentina sobre Francia.

Por cierto, decepción absoluta ante la falta de intensidad de los franceses en la final mundialista. Una apreciación grave pero compartida por un Deschamps que antes del descanso ya evidenció su malestar con un doble cambio en el que Giroud y Dembélé se iban del terreno de juego. Pagaron el precio de un equipo pasivo y demasiado acostumbrado a ganar en acciones puntuales fruto de su talento.

Mbappé, al rescate

La gran estrella francesa no dio señales de vida hasta el minuto 70 con el primer disparo a puerta. Eso sí, tuvo suficiente con poco más de 120 segundos para anotar su doblete inicial. Un marcador a todas luces injusto. Pero cuando se intuía el rodillo francés, Argentina mostró entereza y volvió a levantarse. Enorme lección de carácter de un equipo en el que varios de sus jugadores han ido creciendo en su juego hasta mostrar su mejor versión. Es el caso de Enzo, Julián Álvarez, Di María o De Paul, por poner varios ejemplos.

La épica de las prórrogas y de los penaltis solo contribuyó a engrandecer aún más el recuerdo de una final brutal con un desenlace marcado por tres nombres propios: Mbappé desde la óptica frances, Dibu defendiendo la portería de Argentina y, por supuesto, Leo Messi. Merecidísimo premio para una futbolista que ya se ha convertido en leyenda.