Messi y algunas dudas razonables

Leo Messi, leyenda del FC Barcelona

Leo Messi, leyenda del FC Barcelona / VALENTÍ ENRICH

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Las grandes decisiones acostumbran a ir acompañadas de un sentimiento paralizador. Sobre todo cuando están en juego emociones de alto voltaje. El regreso de Messi no se puede desligar de ese marco sentimental. La nostalgia es un arma poderosa y tiene que ser muy difícil para Laporta renunciar a la posibilidad de recuperar a Messi o proyectarse, él mismo, en ese ‘Jan’ joven y pletórico de su primera etapa. Es lícito pero entra en contradicción con el relato de reconstrucción que ha vendido el club los últimos años. 

La dirección deportiva ha trabajado -y ha tomado decisiones- pensando en el Barça post-Messi para terminar recuperando al argentino dos temporadas más tarde. Por eso no sorprende que Mateu Alemany no fuera partidario de su vuelta. A nadie se le escapa que, para lo bueno y para lo malo, no hay otro futbolista que condicione tanto a un equipo como el Messi actual. Así se explica el éxito de Argentina: un equipo entero comprometido con un futbolista durante un periodo corto de tiempo haciendo un esfuerzo insostenible una temporada entera. 

El Barça de Xavi

¿Puede ofrecerle ese contexto el Barça actual? De entrada, el crecimiento del conjunto de Xavi se ha basado en la consistencia defensiva. Una solidez que solo se entiende por los hábitos de todo el equipo: una presión alta que incluye a los delanteros y un trabajo defensivo en el que se involucra todo el equipo.

La llegada de Messi también tendría un efecto colateral: apuestas del club de futuro como Ansu (20 años), Ferran Torres (23) y Raphinha (26) se verían comprometidos por la llegada de un futbolista que en junio cumple 36 años. Su llegada sentenciaría a alguna de las grandes apuestas económicas del club, afectaría el rol actual de jugadores que son la bandera del equipo y obligaría al club a posponer fichajes que la dirección deportiva planificaba para este verano.