Opinión

La histeria colectiva acabó con Xavi

Xavi, en la sala de prensa de la Ciutat Esportiva Joan Gamper

Xavi, en la sala de prensa de la Ciutat Esportiva Joan Gamper / JAVI FERRÁNDIZ

Es muy cansino repetirlo, pero como el fútbol es olvidadizo, resulta obligatorio recordarlo de vez en cuando: Xavi cogió un equipo hundido, noveno en la clasificación y con pie y medio fuera de la fase de grupos de la Champions. El sustituto de Koeman, que llegó en noviembre, le dio vida hasta alcanzar la segunda plaza y dejó partidos tan memorables como el 0-4 en el Bernabéu. Al año siguiente, su primera temporada completa, ganó la Liga y la Supercopa de España, este último título tras darle un meneo al Real Madrid en la final. Xavi, cuatro años después, ha llevado al Barça hasta los cuartos de final de la Champions esta campaña. Y todo ello sin poder fichar a piezas clave para su dibujo, como la del pivote. Este año puede ser histórico o acabar en blanco, pero eso es algo que no debería ser tan importante como analizar, con una visión panorámica, la evolución ascendente que está teniendo el equipo. Sí, con sus altibajos, como todo lo que se construye de cero. 

Lo cierto es que al entorno y al ‘intorno’ (gente muy cercana a Laporta, que frenó el ansia destructiva de sus compañeros de viaje) le ha faltado paciencia y le han sobrado intereses, algunos ocultos, otros transparentes. Sobretodo esta temporada en la que el Barça sigue siendo el vigente campeón de Liga, uno de esos títulos que en Madrid supieron dar la importancia que tiene, mientras en Barcelona era prácticamente silenciada. 

Seguramente ya es demasiado tarde para hacer recapacitar a Xavi, pero, visto en perspectiva, y antes de que el año acabe sin títulos, algo muy probable porque solo uno gana y el resto pierden, no existe mejor alternativa en el banquillo que él mismo. Roma no se construyó en dos días, de la misma manera que el actual proyecto blaugrana tampoco puede edificarse en dos temporadas y media. Ahora tocará empezar de cero, una vez más. La etapa de Xavi pasará a la historia por su dimisión en diferido y no por haber logrado recuperar el orgullo al culé tanto en la Liga como en la Champions. Xavi es quien ha sentado las bases de un futuro que, con Lamine Yamal, Cubarsí, Fermín López o Héctor Fort se intuye grandioso. Pero entre todos le hicieron la vida imposible, convirtiéndole en un muñeco de feria al que todos se atrevían a golpear. La histeria colectiva acabó con Xavi.