Culpar a la prensa es la antesala del fin

Xavi cometió ayer un gravísimo error, ya que un entrenador con tanta experiencia y conocimiento profundo de la casa no puede jamás darle las culpas a la prensa del mal juego del equipo

Hace semanas que el Barça ha dimitido del juego y se limita a un ejercicio de supervivencia vulgar y sin fútbol

Xavi  Hernández, en el Barça-Alavés

Xavi Hernández, en el Barça-Alavés / Javier Ferrándiz

Ernest Folch

Ernest Folch

Xavi cometió ayer un gravísimo error. Un entrenador con tanta experiencia y conocimiento profundo de la casa no puede jamás darle las culpas a la prensa del mal juego del equipo. Tras cuatro partidos seguidos muy decepcionantes en el juego (Clásico y Shakhtar con derrota, y Real Sociedad y alavés con victoria), pero que no comprometen de momento la temporada, Xavi podría haberse limitado a ejercer una cierta autocrítica, dar ánimos a sus jugadores alicaídos, defender que el equipo sigue vivo en todas las competiciones y prometer trabajar para enderezar la crisis de juego en estas dos semanas de parón.

Pues no. Xavi sucumbió a la clásica tentación y decidió cargar contra el entorno: “las críticas de la prensa afectan a los jugadores y por eso no jugamos tan bien”, para rematar a continuación: “la negatividad que se genera nos ha afectado en la primera parte”.

Lo único cierto es que el Barça salvó los muebles otra vez ‘in extremis’, otra vez de manera agónica, otra vez tuvo que remontar, y otra vez tras una primera parte horrible en la que mereció irse como mínimo 0-2 al descanso. Hace semanas que el Barça ha dimitido del juego y se limita a un ejercicio de supervivencia vulgar y sin fútbol. Nunca un juego tan pobre había obtenido un premio tan suculento en el marcador.

Es curioso que el entrenador que tanto defiende, al menos de palabra, la idea de juego, tenga que agarrarse al resultado para sobrevivir. A pesar de esta evidencia, Xavi decidió ayer empezar una peligrosa huida hacia adelante y disparar contra la prensa. Podría haber reconocido, por ejemplo, su desastroso experimento en el saque inicial de tirar un pelotazo con muy poco ADN y que terminó en un gol en contra en solo 18 segundos de récord, o el fallido intento de poner a Araujo de lateral derecho y a Koundé de central, que pudo haberle costado al equipo dos o tres goles en la primera parte.

De la misma forma que al entrenador se le ha reconocido su valentía y audacia con su apuesta por los jóvenes, él mismo tendrá que aceptar las críticas. Durante los dos años que lleva en el banquillo del Barça se hartó de decir que entendía que en el Barça hay siempre la “máxima exigencia” y que “estoy preparado para las críticas”.

Que ahora se gire de repente en contra la prensa es el síntoma más claro de que está desesperando. Xavi sabe mejor que nadie que el Barça es una institución extrema, donde te elevan al cielo cuando ganas y juegas bien pero te bajan al infierno cuando las cosas no salen. No es nada personal, lo han sufrido para bien y para mal todos los entrenadores, futbolistas y presidentes.

Quejarse ahora de la prensa indica una preocupante debilidad, aunque lo haga para defender a sus jugadores. En su etapa final, también el Tata Martino, Quique Setién, Luis Enrique o Koeman se quejaron amargamente de la prensa. En el Barça suele ser la antesala del fin. Xavi debería rectificar su discurso antes de que sea demasiado tarde.