SEXTO SENTIDO

Cantona y el dolor de la verdad

Eric Cantona ha asegurado que el Mundial del 2010 lo ganó Catalunya

Eric Cantona ha asegurado que el Mundial del 2010 lo ganó Catalunya / sport

Carme Barceló

Eric Cantona no es un santo bendito. Ni él ni el 99% de los humanos que habitamos este planeta, por desgracia. Pero este señor francés, historia viva del fútbol, no será elevado a los altares. Seguro. Ya se ocupará la caverna mediática de recordar sus defectos y errores. El pecado de Cantona fue el de repetir ayer, una vez más, que considera que Catalunya ganó el Mundial 2010 porque había diez jugadores del Barça en ella. Ni es la primera vez ni será la última que lo dice porque lo creé fervientemente de la misma forma que aplaude la política de cantera del club y recuerda con afecto que es nieto de un catalán republicano. Pero el megáfono de las redes sociales y el de los ansiosos por buscarle tres pies al gato llevó al ex capitán ‘bleu’ a convertirse en trending topic y protagonista de encendidas editoriales y columnas de opinión. Son los mismos que cuando un deportista nacido en Catalunya gana dicen que es “español” y cuando pierde, que es “catalán”.

Son los mismos a los que les costó y sigue costando reconocer que la columna vertebral de aquel equipo que se proclamó el mejor del mundo en Sudáfrica era el Barça. Son los mismos que aplaudieron y lloraron al mismo jugador al que machacaron por participar en una consulta por el derecho a decidir. Y lo hicieron porque lo envolvía la bandera de la Roja, aunque por dentro se los llevaran los demonios. Son los mismos que, a la par que loaban a esa selección mayoritariamente azulgrana, después aseguraban que les regalaban las Champions y las Ligas por no sé sabe aun que conspiración arbitral que respondía a los nombres de Villarato y Platinato. Eric Cantona no ha dicho más que una verdad incuestionable: que aquella selección supuraba ADN Barça cada vez que se dejaba un trozo de piel en el césped. Del Bosque, ex jugador del Real Madrid y padre de aquella criatura, lo reconoció explícita e implícitamente. Y así lo pagó a la primera de cambio. Como Cantona, al que ayer tardaron lo que dura un suspiro en recordar graves errores de su pasado. Ya pagó por eso y parece que ello le inhabilita para opinar de fútbol a perpetuidad. Porque el francés vino a decir algo tan cierto como que, sin ese bloque blaugrana, la selección española nunca hubiera ganado aquel Mundial.