Que alguien te quiera como Spotify al Barça

Acuerdo entre Barça y los Rolling Stones

Acuerdo entre Barça y los Rolling Stones / German Parga / FC Barcelona

Marc Menchén

Marc Menchén

Spotify probablemente no tenía ningún tipo de necesidad en firmar hace dos años con el FC Barcelona. La plataforma de música en streaming es sobradamente conocida por el gran público, suma 574 millones de usuarios activos mensuales, factura más de 3.000 millones de dólares al trimestre y, si algo ha tenido que hacer en el último año, es recortar en marketing para recuperar la rentabilidad.

Y aun así, hoy nadie puede discutir que esa alianza iniciada con cierta polémica por el pago de comisiones es hoy uno de los mejores acuerdos de patrocinio que existen en el deporte a nivel mundial.

Históricamente, cualquier club o competición primaba cuánto iba a cobrar de la marca para decidir si valía la pena o no firmar. Poco se tenía en cuenta el poder amplificador que podía tener esa compañía en la activación del acuerdo a través de sus canales o invirtiendo en publicidad, una fórmula que sí ha tenido siempre mucha relevancia en disciplinas menos mediáticas o con necesidad inicial en dotarse de visibilidad; ahí estarían los casos de CaixaBank con el deporte adaptado o Iberdrola con el femenino. Pero ¿cómo podía aplicar esa necesidad a una propiedad tan famosa como el Barça?

Spotify está marcando el camino. En un contexto de fuerte convergencia del deporte con el entretenimiento, la compañía sueca y el club han encontrado el escenario ideal en el que cruzar universos, intercambiar audiencias y, ya que se ponen, generar nuevos ingresos. Ahí está la última acción desarrollada con los Rolling Stones, con el lanzamiento de una camiseta única y una colección de moda específica. Ya casi agotada y casi un millón de euros de potencial ingreso ya casi realizado en su totalidad. Pero también impacto mediático global y en publicaciones y comunidades de fans cuyo interés por el fútbol puede ser relativo.

Y eso no tiene precio, o sí, pero el Barça no lo está pagando. Si hiciéramos un cálculo de la inversión publicitaria que el club y Spotify deberían realizar para alcanzar las cotas de notoriedad obtenidas con esta campaña, la de Rosalía o la primera con Drake, seguramente nos sorprenderíamos. Y a eso hay que añadir el rejuvenecimiento de la marca blaugrana, asociándose a una estética que conecta perfectamente con las nuevas generaciones y que en nada afecta a la percepción que pueda tener el soci. Y a eso hay que añadir los 67,5 millones de euros anuales que, de saque, el Barça cobra por lucir el logo de la plataforma digital en sus equipaciones y el estadio. Pas mal.