Sainz, prudente: "Estoy más tranquilo, pero hay que llegar a meta"

Carlos Sainz se ha bajado de su Audi RS Q e-tron en la meta de Yanbu con una delatora sonrisa. Nada que ver con el estrés que vivió el día anterior, cuando Ekström le salvó de la debacle al prestarle sus neumáticos después de sufrir tres pinchazos. Pero aunque hoy la undécima etapa se ha desarrollado sin sobresaltos y la avería de Loeb le ha puesto el título en bandeja, el madrileño no quiere cantar victoria antes de tiempo. No en vano es el protagonista de aquella tristemente célebre cantinela de Luis Moya - "Trata de arrancarlo Carlos"-, que tanto desesperó a sus fans cuando se escapó el tercer Mundial de rallies a 800 metros de meta.

Sainz acaricia el triunfo final en el Dakar

"Con una hora de diferencia puedo sentirme más tranquilo, pero aún quedan 175 kilómetros y para ganar hay que cruzar la meta primero", advierte Sainz con extrema prudencia. Este jueves ha podido cumplir sus objetivos sin problemas y ha acabado tercero tras bajar el ritmo al final, cuando ha visto que Loeb estaba parado. "Ha sido una etapa limpia. Sólo he tenido un pinchazo yendo lento al final", ha explicado.

Por si acaso, Sainz ha contado con dos escuderos dispuestos a ayudarle en caso necesario, sus compañeros Peterhansel y Ekström. "Después de lo de Loeb pilotamos con más precaución. Había muchísimas piedras, polvo… algunas veces no veías nada y necesitas un poco de suerte porque incluso si vas muy lento puedes pinchar", ha añadido.

Después de dos jornadas de mucho desgaste para pilotos y mecánicas, Carlos no quiere dejar nada al azar: "Vamos ha darle un buen repaso al coche, la etapa ha sido durísima y hay que estar preparados para mañana".