Fermín Cacho: El soriano se hizo eterno en Montjuïc

El soriano se impuso en los 1.500 metros en los Juegos de Barcelona y dio a España su primer oro olímpico de pista en atletismo

"Cuando me fui a correr la final, dije a mi entrenador que estuviese tranquilo, que iba a ser campeón", asegura Cacho a SPORT

Fermín Cacho: El soriano se hizo eterno en Montjuïc

El soriano se impuso en los 1.500 metros en los Juegos de Barcelona y dio a España su primer oro olímpico de pista en atletismo / SPORT.es

David Rubio

David Rubio

Desde que cambió con una fuerza ingente en la curva del 200 en Montjuïc ante una afición rendida, Fermín Cacho (Ágreda, 16 de febrero de 1969) miró atrás nueve veces en los 25 segundos finales que lo encumbraron como campeón olímpico de 1.500 en Barcelona 1992.

La recta más larga de la historia duró casi ocho años, desde que con 15 cambió Ágreda por Soria cuando solo tenía un teléfono fijo para comunicarse con su familia. “Empecé a correr con 12 ó 13 años, pero también jugaba al fútbol de carrilero y lo hacía bien, ¿eh? Jugué contra Luis Milla antes de que se fuese al Barça y si el Numancia hubiese estado en Primera y no en Tercera igual habría elegido el fútbol. Mis padres me dijeron que adelante, así que decidí intentarlo y luchar con todos mis medios”, recuerda a SPORT en las pistas de atletismo de Andújar, donde reside desde hace más de dos décadas con su mujer y con sus cuatro hijas.

El caso es que al final se decidió y empezó a entrenarse a las órdenes de Enrique Pascua en un grupo en el que estaba Abel Antón, con el que vivía en casa de sus padres. “Renuncié a muchas cosas. Cuando mis amigos de la ‘Peña La Alegría’ estaban de vacaciones yo solo pensaba en entrenamientos”, afirma.

El 11 de agosto de 1984, el cántabro y azulgrana José Manuel Abascal se colgó un histórico bronce olímpico en 1.500 metros en Los Ángeles. “Fue de madrugada y no sé si lo vi en directo o por la mañana”, explica.

Dos años después, el 17 de octubre de 1986, Juan Antonio Samaranch anunció la elección de Barcelona como sede para los Juegos de 1992. “Yo ya ha había ganado un campeonato de España de cross en Laredo y ese día bajamos a entrenar al Parque de la Dehesa. Yo les dije que teníamos casi seis años por delante y que yo quería estar allí”, enfatiza.

Éxitos y... arresto

En 1988, Cacho se colgó el bronce en el Mundial Júnior en su primer gran logro internacional. “Me ganaron Kirochi y Morcelli. ¡Casi nada!”, afirma. Al año siguiente reinauguró el Estadi de Montjuïc ganando los Nacionales con récord español (3:36.23), empezó la ‘mili’, ganó su primer título nacional bajo techo en 1990 en San Sebastián y “me fui a competir a Estocolmo creo que con permiso. El caso es que cuando volví me arrestaron y me pasé 25 días sin salir del cuartel”.

Cacho, en Andújar con SPORT y con su oro olímpico

Cacho, en Andújar con SPORT y con su oro olímpico  / VALENTÍ ENRICH

Tras volver con una carrera regular en Barcelona, el soriano revalidó el título español al aire libre en Jerez pese a no llegar a tope y fue antepenúltimo en el Europeo de Split en 1990 (en 1987 había acabado penúltimo en su gran ‘bautizo’ absoluto en el Mundial de Roma).

En 1991, Cacho logró su tercer oro seguido en los Campeonatos de España en un test perfecto en Montjuïc. “Ahí mis objetivos ya habían cambiado. En el podio pensé que tenía que volver a lo más alto al año siguiente en los Juegos. Lo tenía claro y ese pensamiento me dio aún más fuerzas para seguir”, recalcó.

El gran día

Fermín desayunó el 8 de agosto de 1992 con su entrenador y con el ochocentista Tomás de Teresa (su compañero de habitación). Después se fue a rodar con Abel Antón y ya le avanzó que sería campeón olímpico. Lo tenía muy claro y les aseguró que haría la última vuelta en 49 segundos. “Me equivoqué, porque hice 50”, señala con una sonrisa pícara.

Felicitó a las ‘Red Sticks’ tras conquistar un histórico oro la noche anterior, se echó una siesta y lo después fue mítico. Cogió el chándal de subir al podio y cuando su entrenador le pidió explicaciones, le dijo que serían medalla. En el momento de despedirse antes de que el atleta se marcharse a las cámaras de llamada, fue aún más allá. “Relájate, Enrique, sube a la grada y disfruta, que vas a ser el primer entrenador español con un campeón olímpico en 1.500”, le dijo. “¡Y se quedó blanco!”, añade.

Cuando me fui a la final, dije a mi entrenador que estuviese tranquilo, que iba a ser campeón

El argelino Noureddine Morceli, gran favorito, fue séptimo. “¿Con 23 años, qué miedo vas a tener?”, insiste Cacho al ser preguntado sobre su ambicioso y arriesgado cambio en la contracurva final. Ese domingo el mejor atleta español de la historia se había imaginado “mil y una carreras posibles y las ganaba todas, en todas era campeón”.

Primer plano de Fermín Cacho con su medalla de oro en Barcelona 92

Primer plano de Fermín Cacho con su medalla de oro en Barcelona 92 / VALENTÍ ENRICH

Esos últimos 180 metros se le hicieron casi tan largos como los ocho años que habían pasado ya desde que se fue de Ágreda para dedicarse al atletismo. Echó la cabeza atrás hasta nueve veces, las dos últimas cuando ya era inalcanzable. “A falta de 40 metros ya sabía que ganaba”, recalca sin vacilar.

Después del oro

Nada más cruzar la meta se abrazó con su mánager (Miguel Mostaza), con su entrenador y corrió hacia sus padres. Su madre le dio una bandera compró en las fiestas del pueblo el día que él nació: “Es que tenía 23 años, por eso estaba descolorida”.

Tras saludar al Rey, se puso nervioso con la Reina “porque iba sudado” y departió “con el Príncipe, que había sido nuestro abanderado”. Del podio no recuerda nada, porque solo pensaba “en el camino tan largo que habíamos recorrido entre todos”.

Aún hubo Cacho para rato. Fue plata en los Juegos de Atlanta 1996 “y podría haber ganado”, recuerda. También conquistó sendas platas en los Mundiales de Stuttgart 1993 y de Atenas 1997, un oro en el Europeo de Helsinki 1994 y un bronce en el de Budapest 1998. ¡Enorme!

La prueba: Confianza total en el camino perfecto hacia el oro

Fermín Cacho debutó el 3 de agosto en la primera serie de 1.500 con importantes rivales como el estadounidense Jim Spivey, el marroquí Rachid Bassir o el keniano Jonah Birir. La carrera salió rápida y el soriano no vaciló en una gran recta para imponerse con 3:37.04; en la tercera cayó eliminado José Luis González al acabar séptimo con el keniano Chesire primero, en la cuarta se clasificó por tiempos Manuel Pancorbo y en la segunda reunió el argelino Morcelli.

Cacho, con el oro y con Cobi, la mascota de Barcelona 92

Cacho, con el oro y con Cobi, la mascota de Barcelona 92 / VALENTÍ ENRICH

Tres días después, el soriano disputó la segunda semifinal justo después de que Pancorbo fuese cuarto en la primera y se ‘colase’ directamente en la final. En otra carrera rápida, Cacho apretó hasta que fue necesario y no le importó que ganase el catarí Suleiman para ser segundo con 3:34.93, marca sensacional para una penúltima ronda.

El 8-A era el día definitivo y el discípulo de Enrique Pascua eligió la táctica correcta. Supo estar muy cerca de la cabeza para empezar a cambiar en la contrarrecta e irse en la contracurva para imponerse con 3:40.12, por delante de El Basir (3:40.62) y de Suleiman (3:40.69) con Pancorbo 11º.

¿Los mejores Juegos?

“Para mí sí. Creo que sí. Además, hay una cosa que está muy clara. Se dio una nueva dimensión a Barcelona y al olimpismo en general. La inauguración fue diferente, se dio una gran convivencia entre todo el mundo y Barcelona fue un ejemplo a seguir para los siguientes Juegos. A excepción quizá de Atlanta, que fueron los siguientes y no supieron lo que significaba la inauguración, la clausura y todo en general, Barcelona es un referente y para mí siguen siendo los mejores Juegos de la historia moderna”.