El análisis del rival: El Wolfsburgo, competitivo en el césped y en los despachos

En el segundo año de su nuevo proyecto el equipo alemán ya ha logrado el reto de volver a estar entre los grandes

Sin embargo, su irregularidad en 2023 las ha llevado a ser más conservadoras que nunca

Arsenal - Wolfsburgo | El gol de Pauline Bremer

El gol de Pauline en el 119' al Arsenal en el Emirates que dio el pase al Wolfsburgo a la final de la Champions League / DAZN_ES

Borja Rodríguez

Mucho ha cambiado el fútbol femenino, también lo ha hecho el propio Wolfsburgo; pero lo que no ha cambiado es esa capacidad competitiva tanto en el terreno de juego como en los despachos para intentar pelear por todo.

Decía Ralf Kellermann, director deportivo del club germano, en verano de 2021 que habían buscado y pensado la fórmula para seguir siendo competitivas en Europa con el auge de los grandes clubes que dominan el fútbol masculino, en la inversión en jóvenes talentos y el mercado nacional. Apostar por jugadoras que crezcan y den el salto definitivo en la ciudad de la Volkswagen. Armar un grupo que esté unos cuantos años juntos, seguir añadiendo potencial, y que de esta forma pudieran volver optar al título a medio plazo. 

Así como empezaron el curso pasado nos creímos de verdad que les iba a llevar unos cuantos años, pero “volaron” en el primer semestre de 2022 donde sólo la noche mágica del Barça en el Camp Nou emborronó una segunda parte de la temporada casi perfecta (doblete y semis de UWCL con victoria incluida ante las catalanas en el Volkswagen Arena). 

Segundo año del nuevo proyecto y ya están en la final de Eindhoven. El objetivo de volver a “estar ahí” con los grandes (si es que alguna vez dejaron de estar con ellos) se ha conseguido.

UN IRREGULAR 2023

Con un final de curso espectacular, un verano donde el bloque fuerte del equipo llegó a disputar la final de la Eurocopa con Alemania y ninguna salida clave en la plantilla; lo lógico era pensar que podían arrasar y optar a todo. Y hasta el mes de diciembre todo parecía apuntar a que como mínimo el doblete se lo iban a llevar sí o sí. 

Pero llegó el parón invernal, y el equipo perdió la dinámica positiva. Pese a haber conseguido meterse en la Final de la UWCL con un gol en la prórroga o haber ganado la DFB-Pokal habiendo eliminado en semis al Bayern en Múnich por un 0-5; da la sensación de que pesa más el haber perdido la Bundesliga después de tener 5 puntos de ventaja en Navidades y haber cosechado derrotas en este año ante todos los rivales directos que tienen en Liga: 1-0 contra Bayern Múnich, 4-0 contra Eintracht Frankfurt y 1-2 contra Hoffenheim. Capaces de lo mejor y lo peor. Una irregularidad impropia de un club que siempre se ha caracterizado por ser regular y saber competir. 

Y tantos malos resultados y sensaciones han hecho daño en la confianza del equipo. Tanto que a veces es difícil reconocer esa seña de identidad propia de fútbol vertical, partidos abiertos, correcalles y una intensidad altísima que siempre han mostrado. Ya sea porque físicamente no están bien o por el miedo que han generado los malos resultados, están siendo más conservadoras que nunca, pero sin terminar de ser sólidas atrás. Una especie de bloqueo mental, físico y táctico que les impide sacar su mejor versión.