Japón: La primera mundialista

El equipo dirigido por Alberto Zaccheroni selló su pasaporte para Brasil 2014 a principios de mes al empatar contra Australia (1-1), confirmando su condición de favorito. Desde que acudió a su primer Mundial, en Francia 98, Japón no ha faltado a ninguna fase final.

Al mando del técnico italiano, Japón mantiene el buen tono exhibido en la etapa en la que Takeshi Okada era su seleccionador. La entrega de sus jugadores y la apuesta por el dominio del balón son las señas de identidad del combinado nipón, que espera hacer un buen papel en la <strong>Copa Confederaciones</strong>.

Japón no se ha resentido por el vacío que dejaron Nakata y Nakamura al retirarse. Honda ha asumido el papel de líder bien secundado por los otros hombres fuertes del equipo -Kagawa, Endo, Uchida, Nagatomo y Okazaki- para formar un grupo aguerrido y compensado.

LA FIGURA: KEISUKE HONDA

Es el máximo representante de la nueva hornada de jugadores japoneses que tienen en común la inteligencia táctica y una buena técnica. Puede jugar en cualquier posición del ataque, aunque es por las bandas por donde se muestra más peligroso y escurridizo. Su toque de balón le permite enviar centros envenenados al área y es también el especialista en el lanzamiento de faltas.

Se dio a conocer en Europa en las filas del modesto VVV Venlo holandés y tras dos años, en invierno de 2010, lo fichó el CSKA por seis millones de euros, adelantándose a otros clubs (entre ellos el Sevilla) que también estaban interesados en él.

EL SELECCIONADOR: ALBERTO ZACCHERONI

Tras una carrera de más de 25 años en los banquillos de clubs de su país, entre los cuales están los Milan, Inter y Juventus, el italiano afronta desde 2011 su primera aventura internacional al frente de la selección de Japón. Tanto los resultados -campeón de la Copa Asia y clasificado para el Mundial 2014- como el juego del equipo están siendo buenos.

A Zaccheroni no se le debe encasillar como al típico entrenador italiano que modela sus equipos desde la defensa, sino todo lo contrario. En su país está considerado como un técnico ofensivo. Las tres temporadas en el Udinese, donde perfeccionó un insólito hasta entonces 3-4-3, le catapultaron en 1998 al Milan, con el que ganó un Scudetto.