La Roma regresa a los cuartos de final una década después

Sergi Montes

La Roma se impuso a su historia con sufrimiento, pasión y honor. Los giallorossi remontaron la eliminatoria ante el Shakhtar gracias a un solitario tanto de Dzeko en la segunda parte. Los ucranianos fueron de más a menos y no chutaron a puerta en los 90 minutos, amén de acabar en inferioridad numérica y desquiciados por momentos. Una década después, la ciudad eterna acogerá unos cuartos de final de la Champions League.

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Champions League. 1/8 (Vuelta)

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Alineaciones
Roma
Alisson; Florenzi, Manolas, Fazio, Kolarov; Nainggolan, De Rossi, Strootman; Ünder (Gerson, 65'), Dzeko (El Shaarawy, 89') y Perotti.
Shakhtar
Pyatov; Butko, Ordets, Rakitskiy, Ismaily; Stepanenko (A. Patrick, 74'), Fred; Marlos (Dentinho, 82'), Bernard, Taison; Ferreyra.

Los 45 minutos iniciales dejaron una Roma insistente en la presión pero sin robarle la cartera a un Shakhtar resguardado y sin fisuras. Poco trabajo para los porteros, ida y vuelta a la mínima pero el peligro en las áreas brillando por su ausencia. Los romanistas apostaron por la conexión activa de Nainggolan Dzeko en los primeros compases, mientras que el equipo ucraniano no dudaba en contragolpear. Cuanto menos hacía un ademán de ello, porque el equipo de Paulo Fonseca no quería saber nada de abrir el campo y de permitir espacios que le causaran problemas.

Solo un centro de Kolarov llegando a línea de fondo, despejado a tiempo por Pyatov, deparó una nota destacada en el apartado ofensivo de los giallorossi. Al otro lado del Olímpico, Fazio cometió un único error tras mostrar reiteradamente sus galones pero Ferreyra no supo aprovecharlo. Así, el primer periodo llegó a su final con un choque sin opciones claras más allá de alguna intentona esporádica que siempre quedó en agua de borrajas.

La reanudación fue engañosa. El equipo visitante pareció seguir aplicando el mismo guión, pero un invento de Strootman, con un pase de primeras y totalmente intuitivo para Dzeko, lo convirtió el bosnio en gol al colársela a Pyatov por debajo de las piernas. La diana animó y serenó a una Roma dominadora con la eliminatoria en su mano. El equipo ucraniano, tenso y desquiciado, se obnubiló con el nuevo planteamiento a la italiana de los romanos. Se quedó con diez por una roja clara a Ordets, generó una tangana que solo le perjudicó y acabó el partido sin disparar entre los tres palos.