El Nápoles también cumple en Braga

El Nápoles se postula como el gran adversario del Real Madrid por el liderato del grupo C. Al igual que el conjunto blanco, el campeón italiano debutó en la Champions con una trabajada victoria (1-2). El Braga empató en el 84' el gol inicial de Di Lorenzo por mediación de Bruma, pero un desafortunado autogol de Niakaté decantó la balanza. Un partido más, Osimhen fue el jugador más determinante sobre el terreno de juego.

El Nápoles descubrió pronto que el Braga le iba a complicar la vida. Unos tres minutos, más o menos, el tiempo que Horta necesitó para exigir la primera intervención salvadora de Meret. Desacomplejado, el conjunto luso discutió la posesión y aceptó el cuerpo a cuerpo con el campeón italiano. Djaló rozó el palo en una falta directa y Abel Ruiz se topó minutos después con Meret en un mano a mano.

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Cuando el Braga contraatacaba, el Nápoles sufría. Incómodo sobre el césped y espeso en el juego colectivo, el equipo de Rudi Garcia buscó el mejor atajo hacia el gol: Victor Osimhen. El nigeriano protagonizó todas las acciones destacables de su equipo, aunque no pudo burlar los reflejos de Matheus Magalhaes.

En el gran duelo del primer tiempo, el arquero enmendó un pase temerario del central Fonte con una salida providencial ante Osimhen. A renglón seguido, voló para palmear un testarazo del africano y otro de Di Lorenzo en la acción posterior. Insistente, Osimhen cabeceó cerca del poste y estrelló un obús en el larguero. También provocó un penalti que finalmente fue rectificado por el VAR.

La insistencia tuvo premio al filo del descanso. Kvaratskhelia encontró dentro del área a Osimhen, que cedió de cabeza hacia atrás para la volea certera de Di Lorenzo. El remate del capitán pegó en la escuadra antes de reposar en la red. Imposible para Matheus. Tras el paso por vestuarios, el equipo partenopeo mantuvo el empuje y rozó el segundo en el enésimo disparo de Osimhen, que esta vez acarició el palo.

Empujado por la necesidad y la cercanía en el marcador, el Braga fue creciendo con el avance del crono. Aunque Zielinski perdonó la sentencia, lo cierto es que el equipo italiano perdió el control y lo pagó con el empate, obra de Bruma en el minuto 84. Sin embargo, poco le duró la alegría al equipo luso. Cuatro minutos después, Niakaté se marcó en propia puerta el gol del definitivo 1-2 al intentar despejar un centro lateral.