Xavi rompe esquemas

Nadie vio venir que la primera Liga del Barça de Xavi destacaría sobre todo por la consistencia defensiva

Una de sus aportaciones más valientes ha sido cambiar el rol de jugadores como Jordi Alba y Gerard Piqué

Xavi Hernández y la motivación de ganar LaLiga ante el Espanyol

Xavi Hernández y la motivación de ganar LaLiga ante el Espanyol / FCB

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El 20 de noviembre de 2021 Xavi Hernández se estrenó como entrenador del Barça con un pie en el pasado y otro en el futuro. Su fichaje no podía desligarse de su legado como futbolista, pero a la vez representaba una apuesta a largo plazo para el banquillo. Laporta no terminó nunca de creerse a Koeman y acabó apostando por el nombre de consenso del barcelonismo y el entorno, y que ha devuelto al equipo a la senda del triunfo conquistando la 27ª Liga para el club

A pesar de haber entrenado solo al Al-Sadd, su fichaje tenía, de entrada, un gran valor simbólico. Darle el equipo a Xavi escenificaba el regreso a las esencias, al camino empezado por Cruyff y sublimado por Guardiola. Y el momento, un Barça post-Messi en caída libre y desorientado, necesitaba de un radical al mando para recuperar la identidad. Y Xavi lo era del estilo. 

Con esta etiqueta se presentó el técnico, que había logrado siete títulos en Qatar, pero cuyo gran aval era en realidad haber sido el cerebro del mejor Barça de la historia

La revolución pendiente

Sus comienzos no fueron fáciles en un Barça con una falta alarmante de talento que había perdido el mismo verano a Messi y Griezmann. Xavi heredó el Barça de “esto es lo que hay” de Koeman y no fue hasta el mercado de invierno, con la llegada de algunos fichajes como Ferran Torres, Aubameyang o Adama, cuando logró una versión digna de un Barça que se quedó a medias: no ganó ningún título pero dejó algunos brotes verdes. Sobre todo con las buenas sensaciones de jóvenes como Pedri, Araujo, Gavi o Ansu llamados a liderar el Barça de futuro. Meses después, el club cambió el relato: se pasó de hablar de reconstrucción a hacerlo de resultados tras inversiones millonarias en jugadores como Lewandowski, Raphinha o Koundé. 

Balde, ante el Getafe

Balde, ante el Getafe / EFE

Todos los fichajes han tenido un papel importante en la consecución de esta Liga (también los que llegaron gratis como Christensen o Kessie), pero el torneo deja algunas conclusiones insospechadas. ¿Quién imaginaba que la línea más consistente del equipo sería la defensa? ¿Quién podía pensar que, durante tantos meses, el Barça de Xavi sería tan vertical? ¿Alguien se imaginaba que Piqué y Jordi Alba dejarían de ser fijos en el once? 

Xavi ha roto con algunos pronósticos que acompañaban su figura. El más conflictivo el cambio de rol de dos excompañeros suyos, uno de ellos, Alba, con el que tiene una relación de amistad. Piqué colgó las botas tras tener un papel residual y el lateral vio como Balde pasaba por delante de él en la rotación. La explosión de jovencísimo canterano ha sido una de las mejores noticias de la temporada para el Barça. Xavi ha sabido darle confianza y continuidad en un contexto de máxima competencia con hasta tres aspirantes para una posición.

Otra de las grandes aportaciones de Xavi ha sido la flexibilidad táctica: el 4-3-3 ha convivido con naturalidad con la fórmula de los cuatro centrocampistas. Una opción, esta última, que ha contribuido al crecimiento de jugadores como De Jong. Sorprendentemente, ha sido la línea ofensiva la que ha estado más lejos de las expectativas. Solo Lewandowski ha cumplido con sus números en un Barça sin los recursos ofensivos de sus mejores temporadas. Xavi ha cumplido con el objetivo, pero se ha desviado de algunos lugares comunes que acompañaban a su figura.