Raphinha, un fichaje de club convertido en el anti-Dembélé

Suerte que el Barça protegió a Xavi un año atrás con un reemplazo de calidad de un Dembélé incapaz de jugar una sola temporada al completo

El internacional brasileño ya ha mostrado una regularidad que el francés jamás tuvo y dio puntos imprescindibles para ganar la Liga

¡Raphinha y la suerte consiguen un gol de falta directa!

¡Raphinha y la suerte consiguen un gol de falta directa! /

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El Barça empezó a curarse en salud con Dembélé cuando, un año atrás, Joan Laporta y la dirección deportiva decidieron incorporar a Raphinha. Las negociaciones con el extremo gaucho, que entonces representaba Deco, se extendieron durante meses, ocurriendo en paralelo a la conturbada renovación del francés que desquició a los negociadores culés. Y ambas llegaron a buen puerto con horas de diferencia.

Y el día que SPORT informaba a sus lectores/as que había un acuerdo definitivo entre el Barça y el Leeds por el internacional brasileño, la gran parte de los medios de comunicación en Barcelona, que al parecer bebían de la misma fuente informativa, se dedicaron a repetir hasta la saciedad que Raphinha no vendría porque se quedaba Ousmane. Pues no.

Y los fichajes de club están para esto, para salvaguardar los intereses de la entidad a corto y a largo plazo. En este caso aún más a sabiendas de la inferioridad con la que el Barça había cerrado una renovación en falso que incluía una vía de escape, a la cual Dembélé y su agente se han agarrado para huir hacia París.

Ousmane fue la última temporada una bomba programada con temporizador que nadie, dentro del club, quiso desactivarla. 

Tuvo que venir Deco, ahora en la función de futuro director deportivo, para alertar internamente de lo que ha acabado ocurriendo. El ejecutivo, cuando tuvo acceso a la situación contractual de la primera plantilla, se tiró de los pelos al encontrar la cláusula de escape.

La espantada de Dembélé a dos semanas del inicio de la Liga deja a un técnico aún novel como Xavi en una posición nada confortable. El egarense cometió la ingenuidad de dar galones y querer confiar en la palabra de un futbolista que se marcha de Barcelona con un camión de mudanzas lleno de desmanes impropios de un deportista profesional.

Suerte que el club protegió a su entrenador con un reemplazo de calidad de un Ousmane incapaz de firmar en seis temporadas ni un solo curso completo. Y Raphinha, que desde el día que llegó siempre fue el suplente del francés, empezó a tirar del carro cuando Dembélé se rompió en Montilivi a finales de enero.

El brasileño mostró una regularidad que el francés jamás tuvo vestido de blaugrana: participó en 49 de los 53 partidos oficiales y firmó una ‘doble figura’ con 10 goles y 12 asistencias. Y, además, en marzo, dio seis puntos imprescindibles para ganar la Liga: sus goles ante el Valencia y en San Mamés permitieron sumar dos triunfos vitales antes de encarar el Clásico en el Camp Nou que decidió el campeonato.