El muro esloveno se cita con la historia en el ‘templo’ de Ter Stegen

Jan Oblak afronta la trascendental visita del Atlético al Barça del próximo sábado con dos objetivos

Quiere ayudar a su equipo a dar un paso de gigante hacia la Liga y, al mismo tiempo, consolidarse en la primera posición de la lista de cancerberos menos goleados

Las paradas de Oblak en Stamford Bridge

Las paradas de Oblak en Stamford Bridge / MEDIAPRO

Jordi Carné

Jordi Carné

La Liga está en sus manos. Y él, uno de los mejores guardametas del mundo, lo sabe. Jan Oblak visitará el Camp Nou, el ‘templo’ de Marc-André ter Stegen, con el doble objetivo de ayudar al Atlético de Madrid a realizar un paso de gigante hacia el título doméstico y consolidarse en la primera posición de la lista de cancerberos menos goleados. El reto será mayúsculo para el portero esloveno, que frente al Barça disputará su partido número 300 con la zamarra colchonera y, una vez más, se volverá a citar con la historia.

Los primeros pasos de Oblak en el Cerro del Espino fueron vacilantes. Llegó el verano de 2014, procedente del Benfica, con una misión que entonces se antojaba prácticamente imposible: conseguir que la exigente afición rojiblanca no echara de menos a dos gigantes bajo palos como David de Gea y Thibaut Courtois. No era tarea sencilla. Y menos teniendo que convivir con la etiqueta de portero más caro de la historia de España hasta el momento y la carga futbolística y mental que ésta acarreaba. Lo más pesimistas llegaron a presagiar el fracaso de Jan: en los primeros meses su partición fue muy escasa, prácticamente nula, y Moyá fue el ‘escogido’ de Simeone.

El 17 de marzo de 2015 cambió todo. Oblak se vistió de héroe colchonero en Leverkusen y fue más que clave en la clasificación del Atlético para los cuartos de final de la Champions. Desde ese momento no solo no ha negociado su titularidad, sino que no ha parado de batir récords, de cuajar actuaciones memorables y salvadoras y de escribir su nombre en los libros de historia. Con una seguridad en sí mismo espeluznante, una fiabilidad infranqueable y unos reflejos impropios de un guardameta de su envergadura, el esloveno se ha consolidado en la élite. Según datos de ‘Transfermarkt’, actualmente es el cancerbero más valioso del mundo (90 millones de euros). Ter Stegen y Courtois, ambos tasados en 75 millones, completan el podio.

¡Oblak paró un penalti que puede valer una Liga!

Sus cifras en el Atlético son espléndidas. Espectaculares. Solo ha encajado 209 goles en 299 partidos. Ha dejado a cero su portería en 158 ocasiones, esto es, no ha recibido ningún tanto en más de la mitad de los compromisos que ha disputado. En los 141 enfrentamientos restantes ha recogido el balón de su red poco más de una vez por noche. En el cómputo global, la media de dianas en contra es de 0,69. Un muro insuperable. Aunque tiene cuerda para rato, el esloveno ya es una leyenda del club rojiblanco.

Otra vez tras los pasos de Valdés

Esta temporada, Oblak es el gran favorito al Premio Zamora. Ha encajado 22 goles en 34 partidos y, con un coeficiente de 0,65, lidera la clasificación del galardón. Courtois (0,71) y Bono (0,73) siguen de cerca al esloveno, mientras que Ter Stegen (0,96) está sufriendo la fragilidad defensiva del Barça; los culés reciben tantos con demasiada facilidad. Si el futbolista colchonero, uno de los principales culpables de que su equipo lidere la Liga, consigue mantenerse al frente de la lista, será condecorado por quinta vez como el arquero menos batido del curso. Igualará a los exazulgranas Antoni Ramallets (1951/52, 1955/56, 1956/57, 1958/59 y 1959/60) y Víctor Valdés (2004/05, 2008/09, 2009/2010, 2010/11 y 2011/12), los más laureados.

Cabe recordar que Oblak (2015/16, 2016/17, 2017/18 y 2018/19) ya igualó el récord de cuatro Zamoras consecutivos que ostentaba Valdés. Y que el segundo galardón lo consiguió gracias al promedio de dianas recibidas más bajo de la historia (0,47), dato que comparte con Francisco Liaño (1993/94, con el Deportivo de La Coruña). El muro esloveno afronta las últimas cuatro jornadas de la competición de la regularidad con mucho en juego, tanto en lo personal como en lo colectivo. La ‘final’ del Camp Nou será aún más capital para él.