Ni la explosiva picada de Dembélé fue suficiente

Pareció que podía convertirse en el héroe de la noche, pero su tanto no sirvió para sumar los tres puntos

Marcó en Europa dos años después y pudo ser decisivo, tal y como siempre se le ha reclamado

FC Barcelona - Inter de Milán | El gol de Dembélé

Dembélé abrió el marcador ante el Inter en el Camp Nou / TELEFÓNICA

Adrià Fernández

Adrià Fernández

Estéril. Así fue el gol de Ousmane Dembélé que desató la euforia de todo el barcelonismo y dio alas al equipo, haciéndole creer que la victoria frente al Inter de Milán era posible. Partió desde la banda izquierda en el inicio del encuentro y desde ahí abrió la lata. Su diana llegó tras un balón salvado cerca del banderín de córner por Raphinha, cedido a Sergi Roberto para que recibiese llegando de segunda línea y centrado para que el francés lo enviase al fondo de las mallas de Onana.

La historia se vislumbraba totalmente diferente. Una celebración que insufló de optimismo a la plantilla. Todo parecía indicar que Dembélé había logrado aparecer, por fin, en un partido clave, siendo decisivo de cara a puerta: algo que siempre se le había reclamado desde que fichó por el Barça en el verano de 2017. Volvió a ver puerta en Europa tras casi dos años sin ‘mojar’ (su último gol databa del 2 de diciembre de 2020 contra el Ferencváros por 0-3, también, en la fase de grupos) y con este tanto (3) logró superar su marca goleadora del curso pasado (2). Datos nada desdeñables, pero todavía insuficientes.

Desde el carril zurdo buscó mucha la diagonal para crear peligro, pero el muro de contención italiano frenaba las internadas del galo. La revolución francesa no fue suficiente contra el ‘catenaccio’ de antaño, casi un siglo después. En el segundo tiempo, con la salida de Raphinha del terreno de juego, siguió acompañando a Lewandowski en el ataque, pero ya situado por el flanco diestro, con Ansu Fati en la posición que ocupaba el ‘7’ del Barça durante los primeros minutos del encuentro de anoche.

Los nervios se apoderaron del equipo en los minutos finales, viendo que la victoria se les escapaba por momentos. Evidentemente, Dembélé no es de piedra y también se le vio más titubeante y errático en los momentos más decisivos. Pecó de individualidades en la frontal del área. De hecho, a diez minutos del final cometió una entrada a destiempo a Matteo Darmian que bien le pudo costar la expulsión, pero el colegiado zanjó la jugada con una tarjeta amarilla, a pesar de los gritos de socorro del defensa italiano desde el suelo.

Desde la llegada de Xavi al banquillo del Camp Nou se ha visto a un Dembélé más maduro, centrado y comprometido. Algo palpable en la celebración del 1-0, pero también la larga cara del futbolista con los goles del Inter y, sobre todo, con el pitido final.