¡Que empiece la nueva era!

El Sadar debe ser el escenario donde dar un golpe en la mesa y rebelarse para iniciar una escalada que es obligada

Las bajas de los titulares Alba y Memphis no son excusa y Xavi se encomienda a Luuk de Jong... no le queda otra

Xavi: "En la plantilla hay nivel"

Xavi tiene claro que en la plantilla del Barça hay nivel / FCB

German Bona

German Bona

Lo dijo el propio Xavi Hernández en la dolorosa rueda de prensa tras quedar apeados de la Champions League en Múnich: “Hemos tocado fondo y empieza una nueva era”. La primera estación tras asumir la cruda realidad es Pamplona, una plaza nunca fácil por mucho que Osasuna solo haya sumado siete puntos de 21 posibles en su remodelado El Sadar.

Liga, Liga y más Liga. Este debe ser el pensamiento del vestuario azulgrana, al menos hasta final de año. Después, ya vendrán la Copa del Rey la Europa League, pero el objetivo inexcusable, de mínimos pero vital para el club, es instalarse entre los cuatro primeros de la competición de la regularidad. Y ahora mismo, no está nada fácil.

No hay excusas que valgan, pero es cierto que cuando las cosas van mal, los contratiempos aumentan. Y para medirse al siempre combativo equipo rojillo, Xavi Hernández no podrá contar con dos titulares habituales: Jordi Alba y Memphis Depay. La ausencia del primero se puede mitigar regresando a una defensa de tres y extremos puros ahora que ha vuelto el ‘mosquito’ Dembélé y que Abde sí puede jugar la competición liguera. 

La baja del neerlandés se deberá suplir con un compatriota de Memphis. El técnico egarense se encomienda a Luuk de Jong, un futbolista que a primera vista no cuadra ni en pintura con su manera de ver el fútbol y que, de hecho, desde la llegada de Xavi al banquillo azulgrana solo ha pisado el verde ocho minutos, en la pasada jornada contra el Betis y el marcador ya en contra. A ver cómo encaja el egarense al espigado futbolista en su esquema de juego y hasta qué punto le condiciona.

La inquebrantable fe de Xavi

Todos los elementos parecen en contra, pero nada quebranta la voluntad del entrenador azulgrana de sacar a su Barça del pozo en el que está hundido. El KO del Allianz Arena, no por esperado menos cruel, lo ha convertido en una oportunidad, un punto de inflexión en el que, a partir de aquí, el Barça solo puede ir a mejor. Este es el espíritu.

El Sadar debe ser, por lo tanto, el escenario donde se asienten las bases del resurgimiento del Barça. La escalada liguera es obligada y, aunque no hay tiempo que perder, quedan suficientes jornadas. Tres en concreto para acabar el año serán absolutamente decisivas en el desenlace final. Empieza cuesta arriba en El Sadar, seguirá peligrosa y sin confianzas en la visita del Elche al Camp Nou y se cerrará un 2021 para olvidar en el ‘Tourmalet’ del Sánchez Pizjuán. Ahí es nada.

A los jugadores azulgranas se les tiene que pedir esta tarde que salgan a comerse el césped, que no caigan en la tentación de la siesta y equilibren la intensidad de los de Jagoba Arrasate para que sea la diferencia técnica y de calidad la que decida. Porque el Barça, aun con bajas y futbolistas a un nivel muy inferior al que pueden y deben ofrecer, es mucho mejor equipo.

La asignatura del gol

En cinco partidos con Xavi al frente, el Barça se ha quedado en tres sin marcar (Benfica, Betis y Bayern), en el estreno contra el Espanyol solo lo hizo Memphis desde los 11 metros y la excepción la encontramos en el 1-3 de Villarreal, en la última salida liguera. Volver cuanto antes a la senda del triunfo permitiría recuperar poco a poco la confianza y las sensaciones perdidas ya hace demasiado tiempo. Se trata de centrarse única y exclusivamente en la Liga y reducir la distancia de seis puntos con el cuarto clasificado, ni más ni menos que el actual campeón, el Atlético. Al menos es lo que toca por ahora. Porque este Barça no está de momento para objetivos grandilocuentes, sino realistas. Salir con un botín de tres puntos de Pamplona ya será prometedor.