Historia SPORT

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El día más frustrante de Lewandowski en el Barça

El polaco, competidor voraz, fue la viva imagen de la impotencia en el Bernabéu; fue el último azulgrana en abandonar el césped, abatido

Robert llegó a Barcelona, entre otras cosas, para jugar partidos como el clásico, único en el mundo; su decepción era mayúscula

Lewandowski mira al horizonte en el Bernabéu

Lewandowski mira al horizonte en el Bernabéu / Valentí Enrich

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Obviamente, las caras de los jugadores eran un poema sobre el césped del Santiago Bernabéu. Eran conscientes de que no habían dado la talla ante el eterno rival. Ni a nivel de intensidad ni de juego. El Barça se mostraba incapaz de poner en apuros a un Madrid que, sin brillar especialmente, se llevaba tres puntos con sabor a gloria. Y entre los rostros de frustración sobresalía el de Robert Lewandowski.

El polaco fichó por el cuadro azulgrana para ayudar a levantarlo. Despertar a un gigante tocado. La Liga, la ciudad, el clima. El clásico. Partidos como el de esta tarde en el Bernabéu eran los que decantaron la balanza cuando 'Lewy' decidió hacer las maletas hacia la Ciudad Condal. Ir a territorio enemigo, a un feudo imponente como Chamartín, y dejar huella. Nada más lejos de la realidad.

NO VALIÓ EL CONSUELO DE ALABA Y ANCELOTTI

El atacante ha sido la imagen de la decepción. De la impotencia. A pesar de bregar y de pelearse con todos, no ha conseguido ser diferencial. De hecho, ha fallado una ocasión clarísima a pase de Raphinha. Hace varios partidos que está cortocircuitado, que los rivales (Inter sobre todo y Madrid esta tarde) logran desconectarlo del resto del equipo. Ante el cuadro 'nerazzurro', sí pudo dejar dos fogonazos. Dos muestras de la estrella que es.

Pero Xavi ha perdido la hoja de ruta para llegar al ex del Bayern. Una vez terminado el choque, Robert ha sido el último en abandonar el verde. Se ha saludado con cariño con su excompañero Alaba y con su exentrenador Ancelotti. Pero cualquier palabra de consuelo era poca para aliviar su tristeza. Hay ocasiones dentro de nada para revertirlo, pero sin duda ha vivido su día más aciago como culé.