Historia SPORT

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Dembélé-Camp Nou: radiografía de una reconciliación exprés

El extremo francés ha cambiado los reproches de la afición del Barça por aplausos en un tiempo récord

Su renovación continúa estancada y complicada, pero tanto el club como el jugador empiezan a comprobar que su matrimonio deportivo va por el buen camino

FC Barcelona - Sevilla: Dembélé, ovacionado por la afición azulgrana

Jordi Carné

Jordi Carné

Ousmane Dembélé es un futbolista imprevisible tanto en los terrenos de juego como en los despachos. Los rivales sufren su condición diferencial sobre el césped y el Barça se siente “mareado” –en palabras de Joan Laporta– por los amagos y recortes que lleva tiempo realizando en las negociaciones para renovar. El francés está siendo uno de los principales nombres propios de la temporada en el Camp Nou. En todos los sentidos. Mientras que por primera vez desde que llegó al club blaugrana está teniendo continuidad y dando la razón a Xavi Hernández, quién en su presentación como técnico culé aseguró que el exatacante del Borussia Dortmund “puede ser uno de los mejores del mundo en su posición”, las conversaciones entre su representante y la dirección deportiva están paralizadas desde hace tiempo por las importantes diferencias entre ambas partes.

Los aficionados barcelonistas, evidentemente, experimentan sensaciones contrapuestas con Ousmane. Por un lado, lamentan que su teórica voluntad de renovar no se plasme con una postura flexible que encauce la situación; por el otro, festejan cada una de sus galopadas por la banda derecha, vitales para la forma de entender la filosofía de Xavi. Dembélé, la dualidad personificada, ha pasado definitivamente por delante de Adama Traoré y se ha ganado la titularidad a pulso. Ni rastro de las indisciplinas que caracterizaron sus primeros años en la Ciudad Condal. En su último curso de contrato, el galo está más implicado que nunca. Este domingo, contra el Sevilla, llegó a celebrar por todo lo alto una buena acción defensiva en los compases postreros del encuentro. El Camp Nou recompensó su esfuerzo – acabó con una asistencia, siete pases clave, seis duelos ganados, seis recuperaciones– con una sonora ovación impensable hace poco más de un mes.

El fútbol es efímero y va muy rápido. El caso ‘Dembouz’ lo ejemplifica a la perfección. El 17 de febrero, durante el compromiso de Europa League ante el Nápoles, el extremo reapareció después del polémico episodio protagonizado en la ventana invernal del mercado de fichajes y fue ruidosamente pitado en el templo blaugrana. La masa social expresó con claridad su malestar. La situación ‘acarició’ los límites de la incomodidad e insostenibilidad: en un duelo trascendental en el que era muy importante obtener un buen resultado, la atención se centró en cuestiones ajenas al balón. Xavi, en la rueda de prensa posterior, restó importancia al asunto y pidió aplausos para un jugador que, según el míster, se estaba comportando de forma “ejemplar” y “muy profesional” en el día a día.

De los reproches a los aplausos en tiempo récord

El giro de guion se inició, concretamente, en la goleada al Athletic Club de diez días después (4-0). Fue suplente, pero solo necesitó los últimos 23 minutos del duelo para marcar un gol y regalar otros dos. “¡Dembélé, Dembélé!”, se acabaron coreando tímidamente los aficionados locales, que lo habían recibido otra vez con abucheos. “No sé si renovará o no, pero no es un tema mío. Estoy muy contento con él a nivel profesional. Trabaja, entrena bien, juega media hora y marca diferencias. Hoy hemos visto al Dembélé que queremos. Creo que como club hemos sido inteligentes. Lo tenemos que aprovechar, es un talento”, reflexionó Xavi en su comparecencia posterior.

La insistencia del egarense, el rendimiento de Dembélé –desde su regreso ha marcado un tanto y ha repartido ocho asistencias, con exhibición incluida en el Santiago Bernabéu– y la firme voluntad de remar todos hacia la misma dirección han cambiado los reproches por aplausos en un tiempo récord. La continuidad del ‘7’ sigue antojándose muy complicada, pero ahora, al menos, todas las piezas del puzle encajan con sintonía. Ayer, Ousmane fue amonestado por protestar una decisión arbitral y 'enloqueció' con la diana de Pedri. No hay mejores indicadores para valorar su compromiso con el proyecto, como mínimo en el corto plazo. El francés es más consciente que nadie de que lejos del Camp Nou podrá percibir cantidades más elevadas de dinero, pero también sabe que difícilmente encontrará un contexto deportivo tan favorable para ‘explotar’ y mostrar su mejor versión.