El barcelonismo veneró la doctrina de Araujo

Pedri y Gavi fueron los futbolistas del Barça más aclamados durante el calentamiento previo a la visita del conjunto azulgrana al Villarreal. Los aficionados culés desplazados a territorio castellonense dejaron muy claro que el canario y el andaluz son los jugadores de la plantilla con más ‘gancho’, especialmente entre los más jóvenes. Después el encuentro, sin embargo, el más vitoreado fue Ronald Araujo, el central que disfruta defendiendo y, al mismo tiempo, enseña a valorar y venerar su pasión, su profesión.

La actuación del uruguayo en el Estadio de la Céramica fue realmente emocionante. Mucho más que un muro, Ronald ejerció de red de seguridad cuando el Barça se alejó de la portería de Ter Stegen y de fiable salvavidas en los momentos de máxima presión local. Celebró cada buena acción defensiva como si de un gol se tratara. Llegó a frustrar hasta tres remates a placer de un Yéremy Pino al que desesperó. Fue su ‘hat-trick’ particular. Su extraordinaria aportación, que en otras épocas hubiera pasado algo más desapercibida, fue decisiva.

Araujo se impuso con tanta superioridad a los atacantes del Villarreal que fue capaz, incluso, de seducir a buena parte de la hinchada ‘grogueta’. Los aficionados locales intentaron ‘empujar’ a su equipo hacia la victoria, evidentemente, pero los rostros de casi todos ellos después de la enésima intervención del ‘4’ del Barça no escondían la admiración. Un asombro mezclado con cierto desengaño, claro está, pero La Cerámica, un estadio acostumbrado a valorar el buen fútbol, no pasó por alto la exhibición del charrúa.

Una pasión cada vez más compartida

Después de vaciarse sobre el ‘verde’, Araujo celebró con sus compañeros la trascendental victoria para las aspiraciones culés en la Liga. Todos los jugadores del Barça que finalizaron el encuentro le abrazaron justo después de que Hernández Hernández señalara el final del partido. Para felicitarle pero, sobre todo, para agradecerle su entusiasmo protector. Marc-André ter Stegen, seguramente el más consciente de su importancia, fue el primero en alcanzarle. Se fundieron, junto con Jules Kounde, en un eufórico abrazo.

Los futbolistas de Xavi se acercaron después a la zona del campo con más presencia de aficionados culés para reconocerles el apoyo. Fue entonces cuando Ronald puso la guinda a una de sus mejores noches en la élite y entregó su camiseta a un seguidor antes de enfilar un camino a los vestuarios que tuvo, como banda sonora, cánticos de “uruguayo” por parte de los adeptos a su doctrina, la del arte de defender.