"Si bajamos, vosotros os comeréis todo lo que es la Segunda B"

La reciente remodelación sufrida en la estructura técnica del fútbol blaugrana tenía como uno de los objetivos prioritarios detener la hecatombe deportiva de equipos como el Barça B o el Juvenil A.

Los resultados han sido desastrosos y cuestionan el comportamiento de varios jugadores dentro y fuera de los terrenos de juego. Todo invitaba a un giro importante: Eusebio Sacristán fue destituido y Jordi Roura, en calidad de nuevo responsable del fútbol base, asumió el reto de asestar el golpe de autoridad necesario para enderezar el rumbo.

Hace unos días adelantábamos la reprimenda de Roura a la plantilla del juvenil. Tocó leer la cartilla e incluso utilizar frases altisonantes: “Esto es el Barça y aquí no se hace el ridículo”. No fue un mensaje aislado y únicamente destinado al Juvenil A que ahora entrena García Pimienta. También hubo visita al vestuario del Barça B, un equipo señalado y que su pelea no va más allá de evitar el descenso.

Roura tampoco se mordió la lengua y lanzó una advertencia de aquellas que conviene tomar nota. “Si bajamos, vosotros os comeréis todo lo que es la Segunda B”. Y es que más de un futbolista presume de manejar diferentes ofertas que le aseguran un futuro en Primera División más allá del 30 de junio, con independencia de si el Barça B aún milita en Segunda A o ha consumado su descenso. Estas actitudes han irritado aún más a la actual cúpula del fútbol base. En el transcurso de la arenga, varios jugadores han confesado que Roura no se anduvo por las ramas e incluso fue directo en cuanto a su posible futuro. El nuevo responsable advirtió que el club cumplirá con todos sus compromisos hasta el último euro, aunque también dejó claro que no habrá facilidades para que varios integrantes de la plantilla que consume el descenso puedan saltar del barco sin más.

Roura y Jordi Vinyals están convencidos que el Barça asegurará la permanencia, aunque sí entienden que es necesario corregir defectos y vicios acumulados en los últimos meses. Se trata de un toque de atención que debe servir para recuperar el mejor nivel futbolístico de algunos jugadores e incrementar el cupo de solidaridad en un bloque excesivamente disperso. Todos están advertidos: salvar la categoría pasa a ser un objetivo único e irrenunciable.