El sufrimiento de Ancelotti en Múnich

El entrenador del Real Madrid y su enfrentamiento ante el Bayern ha revivido los días en los que fue cesado en septiembre de 2017 como técnico de los germanos

Era su segunda temporada en Múnich como recambio de Guardiola, pese a haber ganado la Bundesliga, su mala relación con el vestuario forzó su salida

Bayern Munich - Real Madrid. Ancelotti durante el partido en el Allianz Arena

Bayern Munich - Real Madrid. Ancelotti durante el partido en el Allianz Arena / EFE/EPA/ANNA SZILAGY

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Carlo Ancelotti vuelve a medirse al Bayern de Múnich. Las semifinales de la Champions League han colocado al técnico italiano del Real Madrid en el espejo de un pasado con luces… y sombras. Las primeras, las más intensas, las firmó con los blancos cuando hace una década accedió a la final de la que luego sería la Décima tras avasallar al conjunto bávaro, entonces dirigido por Pep Guardiola: 1-0 en la ida y 0-4 en la vuelta. Espectacular. Ahora los pronósticos de Betfair prometen también favoritismo merengue para un equipo con un 41% de probabilidades implícitas de ganar el torneo.

Luego ‘Carletto’ hizo las maletas y se fue a la capital de Baviera precisamente para ser el reemplazo de Pep. Aquello también trajo luces (una Bundesliga, dos Supercopas germanas), pero sobre todo sombras. Las que acabaron con su destitución temprana apenas empezó su segunda campaña con los bávaros. Las que provocaron su divorcio con un vestuario que, al contrario de lo que ha logrado a lo largo de toda su carrera, Ancelotti no logró gestionar como le habría gustado.

Divorcio con Ribèry o Robben

Fue una fría mañana de 28 de septiembre de 2017 cuando el Bayern lanzó un comunicado de prensa que era sólo puntilla a lo que todos ya sabían: Ancelotti sería destituido después de perder 3-0 ante el PSG en la fase de Grupos de la Champions League. No fue una derrota cualquiera. El resultado abultado ya con Mbappé luciendo talento en París (aunque esa tarde no marcó) fue apenas epílogo de todo lo demás.

La historia comenzó con tres suplencias rotundas. De esas que acaparan más titulares que los partidos. El italiano sentó en El Parque de los Príncipes, de una tacad,a a Ribèry, Robben y Hummels, por aquel entonces, guardia pretoriana de un vestuario que completaban como vacas sagradas Arturo Vidal, Robert Lewandowski o Thomas Müller.

Fue una decisión que generó shock en la entidad bávara. Más todavía que, pese al resultado adverso, Ribèry no saliera al verde. Las crónicas de aquellos días señalaban al francés como el principal jugador con el que más problemas tenía Ancelotti. Le seguía Robben, que salió al campo cuando ya se perdía por 3-0. Claro que en el minuto 2 el PSG comandaba 1-0.

La sentencia de Rummenige

La jugada no le salió bien a Ancelotti, que ya esa misma noche salió muy señalado por la directiva bávara. Rummenige, esos días presidente del Bayern, le dio la puntilla en la tradicional cena post-partido que la entidad celebraba mezclando prensa, jugadores y aficionados. Un guiño de confraternidad que fue, aquella noche, funeral deportivo anticipado de lo que sucedería al día siguiente. “Adoptaremos decisiones claras”, dijo. Blanco y en botella: Ancelotti ya estaba sentenciado. “No me arrepiento de nada”, declaro de manera preventiva horas antes el mismo entrenador italiano en sala de prensa.

Del amor al odio

El cese sorprendió a Europa porque Ancelotti porque la fama del entrenador italiano era la de haber sido siempre magnífico gestor de vestuarios. De hecho fue una de sus virtudes más resaltadas cuando se hizo con el relevo de un Guardiola que elevó varios listones el nivel de la exigencia en el equipo. ‘Carletto’ lo rebajó e hizo pronto migas con un vestuario que, sin embargo, no aceptó de buena gana que el entrenador empezara a apostar por jóvenes en lugar de veteranos en algunos casos ya en la decadencia de sus carreras.

Las salidas de Xabi Alonso y Lahm el verano de su última temporada en Alemania también mermaron la calidad de un plantel que, acabada la temporada, logró ganar la Bundesliga, pero que cayó en semis (de nuevo) ante el Real Madrid, a la postre campeón del torneo. Ahora, con Ancelotti en el banquillo, los blancos vuelven a ser favoritos a ganarlo.