El Bayern, entregado a su entrenador

Guardiola: de la crisis al éxtasis

Atrapado por las críticas tras el 3-1 encajado en Oporto, la exhibición con que el Bayern eliminó al equipo portugués en Múnich devuelve todo el crédito a Guardiola

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Guardiola recuperó de golpe todos los elogios en Múnich / sport

Jordi Blanco

Luis Enrique saludó su victoria desde la sala de prensa del Camp Nou alegrándose "<strong>porque es mi amigo</strong>" minutos después de que el graderío fuera recibiendo con exclamaciones los goles que caían en el Allianz. Secundario de lujo en el imaginario azulgrana en una noche redonda, Pep Guardiola recuperó de golpe, si es que en algún momento lo había perdido, el crédito en Múnich con una nueva obra de arte.

El Bayern ha ventilado los dos partidos de eliminatoria directa en Champions marcando trece goles<strong>Siete se llevó el</strong> <strong>Shakhtar </strong><strong>seis el Oporto de Lopetegui</strong>, derrumbado por las bajas de Danilo Alex Sandro ante el vendaval de fútbol de un equipo que superó la sangría de ausencias con una majestuosidad que provocó que la afición del Bayern en pleno despidiera a Guardiola con una ovación excepcional.

Sin noticias de Beckenbauer, que debió guardar sus críticas para mejor ocasión, los medios alemanes no ahorraron elogios al Bayern y a su entrenador, que añadió a su currículo una nueva noche para el recuerdo, convirtió el césped del Allianz Arena en un inmenso tablero y devolvió el rondo a su máxima expresión, ejemplarizándolo en el 3-0 que anotó Lewandowski de cabeza después de que el equipo combinase el balón en 27 toques seguidos para desespero del Oporto.

Sin Robben ni Ribéry; sin Alaba ni Javi Martínez ni Schweinsteiger, Guardiola puso en el escenario el juego coral de un Bayern desatado que siguió su consigna del lunes a rajatabla. "<strong>Yo solo gano cuando juego bien</strong>" avisó el entrenador catalán en la previa... Y su equipo maravilló.

Mientras el Barça de Luis Enrique se<strong> daba un festín frente al PSG</strong> con una genial primera mitad que devolvía los ojos a ese pasado de rondopresiónposesión excelencia, en Múnich el Bayern de Guardiola convirtió la crisis en éxtasis con una exhibición.