Riazor se está acostumbrado al sufrimiento. Lejos quedan los tiempos del Súper Depor de Arsenio Iglesias o el equipo que asombraba a La Liga con Djalminha, Roy Makaay, Víctor e Irureta en el banquillo. A la sombra de la Torre de Hércules se ha instalado un halo de pesimismo, con constantes cambios de entrenador y una plantilla con fichajes de dudosa calidad.

El Deportivo se aferra a las matemáticas (leer noticia)