El Parlamento Europeo no quiere la Superliga

La Superliga tampoco cae bien en el Parlamento Europeo. La comisión de Cultura de la institución legisladora ha rechazado el modelo de competición del nuevo torneo, del que recelan de ser contrario a la libre competencia y a los méritos deportivos.

Así lo han hecho saber los eurodiputados en la votación de hoy, que acaba con 29 votos en contra y 1 a favor. Ya lo hicieron saber en una enmienda a un informe sobre la política de deportes de la Unión Europea aprobada este martes, que corrige el texto original para mostrar su oposición a este tipo de competiciones paralelas que lideran Barça, Madrid y Juventus.

La corrección del informe reclama que la UE aplique un compromiso solidario y de justicia en su modelo deportivo, y "se opone con firmeza a competiciones rupturistas que socaven dichos principios y pongan en peligro la estabilidad del ecosistema deportivo en su conjunto".

El texto pide a las federaciones deportivas que respeten el calendario establecido para los torneos internacionales, así como las competiciones nacionales y la salud de los jugadores. Propone que ningún inversor extranjero pueda comprar más del 49% de las acciones de los clubes de la UE y también se refiere a los principios de sostenibilidad, inclusión, competencia abierta y mérito deportivo.

"Debemos defender un modelo europeo de deporte basado en valores, basado en la diversidad y la inclusión. No hay margen para reservarlo para los pocos clubes ricos y poderosos que quieren estrechar lazos con todo lo que representan las asociaciones", anunció claramente el griego Margaritis Schinas en Twitter.

"Necesitamos una política de la UE implicada con el fomento del deporte. Nuestra tarea como eurodiputados es promover y proteger un modelo basado en valores para las próximas generaciones", dijo Tomasz Frankowski, ponente del informe que ha sido aprobado en la comisión.

Además de la creación de nuevas competiciones, el pleno también ha insistido que el respeto a los derechos humanos se tenga en cuenta a la hora de decidir qué país alberga un gran evento deportivo e insta a un "equilibrio entre los intereses comerciales del deporte profesional y sus funciones sociales".