La increíble historia de Julio González: de descarte del Oviedo a posible mundialista con México

El portero mexicano que jugó cinco meses en Asturias en 2019, acaba de ser citado con la selección azteca

Llegó a militar en el Praviano, un modesto equipo asturiano de la Tercera División regional

El portero mexicano Julio González, en El Requexón en un entrenamiento con el filial del Oviedo

El portero mexicano Julio González, en El Requexón en un entrenamiento con el filial del Oviedo / LA NUEVA ESPAÑA

Nacho Azparren

Una conversación de Julio González (Acapulco, México, 1991) en el verano de 2019 sirve como perfecta introducción a esta historia. "Me acuerdo que un día en las instalaciones Tensi me dijo que estaba preocupado. Que tenía ya una edad -28 años- y que su carrera no terminaba de despegar. Que sentía que tenía más condiciones que para estar en la Tercera española", cuenta Santiago Serrano, por entonces delegado del Vetusta, segundo equipo del Oviedo. El filial azul había descartado al portero mexicano y González competía con el Praviano, aunque se entrenaba de vez en cuando con el Vetusta. Sentía que su carrera estaba en un callejón sin salida.

Tan solo 4 años más tarde, Julio González triunfa en Pumas, uno de los equipos punteros de la Liga mexicana, y sus actuaciones son tan llamativas que acaba de ser citado para la selección azteca. A sus 32 años, competirá por estar en el Mundial 2026 (que se le celebrará en Estados Unidos, Canadá y México) en un billete que solo tiene la plaza reservada para el "Memo" Ochoa, institución con guantes.

Los libros de historia del fútbol están repletos de historias sorprendentes, de giros de guion que lanzan a personajes anónimos al estrellato. Solo hay que estar en el lugar adecuado y en el momento preciso. A Julio, ese escenario ideal ha tardado en llegarle, pero responde a una historia de superación que tuvo como punto de inflexión Asturias.

En el verano de 2019, González se quedó sin equipo tras militar en Santos Laguna (club del Grupo Orlegi), Tampico Madero y Tiburones Rojos. En ninguno de ellos llegó a asentarse. Había prometido en las categorías inferiores (internacional sub-20) pero no le daba para destacar en el profesionalismo. Nicolás Navarro, uno de los que le entrenó en su etapa de formación, explicó en ESPN las razones de por qué le había costado: "Julio era nervioso, no le salía una jugada y se ponía nervioso. Teníamos que sacarlo de ese estado de ánimo".

"Era un porterazo. Le veías unos reflejos en los entrenamientos que eran de otra categoría"

Santiago Serrano

— Exdelegado del Vetusta

El plazo para fichajes en México se cerró, en aquel verano de 2019, sin que el arquero encontrara destino y tiró de contactos para cruzar el charco. En Oviedo, los mexicanos Joaquín del Olmo (asesor del máximo accionista) y Lalo Rergis (director de la cantera) le abrieron un hueco para que probara en el Vetusta, por entonces dirigido por Javi Rozada en Segunda B. "Era un porterazo. Le veías unos reflejos en los entrenamientos que eran de otra categoría", comenta Santiago Serrano. "Fue una pena que no siguiera", añade. Para entender esa decisión, la de su no continuidad, hay que resaltar al excedente de porteros que tenía el Vetusta y, sobre todo, la edad del chico, 28 años, con difícil cabida en un filial.

Así que a Julio González también se le cerró esa puerta. Otra decepción. Con su mujer a punto de dar a luz en México (vino a España tras el nacimiento de su hijo) y con una necesidad imperiosa de jugar, apareció otra opción: el Praviano. El conjunto de Santa Catalina competía en Tercera y había firmado un convenio de colaboración con el Real Oviedo. Era algo así como un segundo filial. El Praviano le tendió la mano y González se sumó gustoso al humilde proyecto hasta que en el mercado de invierno le surgiera una oportunidad en su país.

"Lo recuerdo como un chaval súper humilde. Que vino a echarnos un cable con una actitud impecable. Era encantador. Aunque sabía que aquella no era su categoría sumó desde el primer día", recuerda Álex Martínez, presidente del Praviano. El equipo de Tercera le pagaba unos 200 euros al mes y el Oviedo le ayudaba con el alquiler del piso. La apuesta era, a todas luces, más que arriesgada.

González compitió hasta enero con Buru (ahora en el Cova) por un puesto en la meta. Manel, el entrenador, los alternó. "Era un gran profesional, pero sobre todo me quedo con cómo era como persona. A mí me ayudó mucho", subraya Buru. Una lesión del asturiano le dio el pase a González a la titularidad. Jugó cuatro partidos y el Praviano perdió los cuatro.

En su último choque, en Tuilla, tenía una petición para su competidor en la meta. "Me preguntó si me importaba que jugara él. Quería irse con buen sabor de boca. Me fastidió un poco pero le dije que sí, aunque yo no lo decidía", relata Buru. Julio fue titular y completó un partidazo, aunque no pudo evitar el gol de penalti de los locales en la segunda mitad: 1-0. "Al final del partido vino Julio Llanos (entrenador del Tuilla que había dirigido al Praviano) y me dijo: ‘¿Pero de dónde sacasteis un portero así?’. Alucinaba", asegura Álex Martínez. Tras ese choque en Tuilla (comienzos de diciembre), regresó a México.

El sueño se hace realidad

Así que González redujo la experiencia asturiana a cinco escasos meses. Suficiente para dejar poso por su profesionalidad y carácter. Regresó a México, firmó por los Pumas de UNAM, en principio con su filial, hasta encontrar un hueco en el primer plano. Siguió manteniendo una fe inalterable en sus condiciones.

Y ha sido esta temporada la de su explosión. Es titular en el cuarto clasificado de la Liga Mx, además del portero que más interviene en la competición (55 paradas), y todos hablan de él. Hace dos semanas, recibió la llamada del Tri, el sueño hecho realidad. "Ver a mi hijo gritar ‘¡mi papá va a ser seleccionado!’ lo vale todo", dijo entre lágrimas en una reciente entrevista.

"Hay mucha competencia por acompañar a Ochoa, con candidatos más jóvenes. Julio lo tiene complicado, pero su historia es de no claudicar.", cuenta el periodista Nacho "Fantasma" Suárez. "Todo llega cuando tiene que llegar", señalaba él cuando le llamó la selección. Solo habían pasado 4 años de la conversación en Tensi, cuando su llama parecía apagarse. Pero el tren, en esta ocasión, sí pasa dos veces. "Se lo merece", coinciden todos los que le trataron en Asturias.